A 40 años de la guerra de Malvinas, el recuerdo de los excombatientes
A 40 años de la guerra de Malvinas, IP Noticias reunió a tres excombatientes para que den testimonio de sus recuerdos en el frente de batalla. Fabio Santana, Marcelo Lapajufker y Gabriel Avenoso detallaron sus vivencias durante el conflicto bélico del Atlántico Sur. Los tres eran jóvenes inexperimentados que fueron elegidos por los militares argentinos, para ir una guerra desigual contra uno de los ejércitos más preparados del mundo. En sus memorias, se mezclan las dificultades del combate, la pérdida de sus compañeros y el amor incondicional por la Patria. Estas son sus historias.
Un "orgulloso veterano"
"Este soy yo entrando a Malvinas", dijo el excombatiente Fabio Santana. El veterano se reconoció en una de las fotos del Museo Malvinas que lo muestra en blanco y negro, metido en el uniforme de combate el día que llegó a las Islas. Él es uno de los tantos jóvenes que fueron enviados a la guerra por la Junta Militar, sin preparación y contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo. "En 1981 me llaman para hacer la colimba, que era un año bajo bandera; salí en la primera baja y el 7 de abril de 1982 me convocan para ir a la guerra", recordó.
Santana, que se definió como "un orgulloso veterano de Malvinas", fue parte de la Compañía de Ingenieros Mecanizada 10 de Pablo Podestá. Además, reflexionó sobre los horrores de la guerra y las dificultades que tuvo que pasar en combate. "A partir del 12 caían 60 bombas enemigas por minuto. Esto da un promedio de una bomba por segundo", detalló.
Por otra parte, el excombatiente indicó que, en una ocasión, su compañía tuvo que cruzar el lecho de un río de piedras cuerpo a tierra, arrastrándose con los codos. "Tardamos como 6 horas porque no nos podíamos levantar. Nunca vi ningún cobarde, por lo menos yo", explicó.
"Todos los días me acuerdo de Malvinas"
"Todos los días me acuerdo de Malvinas. Siempre tengo algún recuerdo o sueño con mis compañeros", declaró Gabriel Avenoso, excombatiente del Regimiento 3° de Infantería Mecanizado. El veterano detalló cómo fueron los momentos previos a quedar seleccionado para ir al combate. "Aquel día me estaba yendo de civil a mi casa, ya cambiado. En eso llegó un subteniente y empezó a elegir a dedo solados para ir a Malvinas. Entre esos me eligió a mí. Le dije que no quería ir porque tenía miedo de dejar a mi mamá y a mi papá", contó a IP.
Avenoso también hizo hincapié en el recuerdo de sus compañeros caídos en las Islas. "Nosotros no somos héroes; los verdaderos héroes de esta historia son nuestros compañeros que dejaron la vida en las Islas para que nosotros pudiéramos volver", reflexionó.
"En segundos me cambió la vida"
Marcelo Lapajufker hizo el Servicio Militar a las 18 años y con dos semanas de instrucción ya estaba en Malvinas. "En una fila de unos 200 soldados nuevos con escasos diez días de instrucción, un oficial nos reunió y dijo que los 18 que iba a nombrar, participarían de la guerra. Cuando escuché mi nombre tuve que dar un paso al frente y esos segundos me cambiaron la vida", indicó.
Por otro lado, Lapajufker recordó cómo fue la primera impresión que tuvo al ver las Islas desde el avión del Ejército que los llevaba a combatir. "Las islas no son dos solamente, es un archipiélago con más de doscientas formaciones. Cuando estaba llegando en el avión me asomé a verlas y los pelos se me erizaban; pensaba que estaba entrando en la historia, pero completamente solo", reflexionó.
Cada uno de los excombatientes coincidió en resaltar el coraje de todos los que fueron a defender a la Patria a Malvinas. Ese legado les quedará por siempre y los marcará como héroes incondicionales de la historia argentina.
Civiles argentinos en medio de la guerra
En marzo de 1982, un grupo de 39 trabajadores argentinos embarcó hacia las islas Georgias del Sud para desguazar una factoría ballenera. Allí izaron una bandera argentina y se ocasionó un incidente diplomático: semanas después estalló la guerra entre Argentina y el Reino Unido por la disputa de la soberanía en las Islas Malvinas.
"Dos ingleses nos pidieron que bajemos la bandera argentina izada, lo tomaron como una agresión y una invasión, pero para nosotros no fue algo ofensivo: estábamos en un campamento de argentinos. Días después, desde Argentina nos avisaron que enviarían custodios por si nos querían desalojar, pero terminamos prisioneros. Pasamos 20 días prisioneros, y cuando nos liberaron nos pidieron no crear inconvenientes, porque estábamos en medio de una guerra", contó Ricardo Cacace, protagonista de la historia.