En Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año: cómo evitarlo

La alimentación es uno de los temas fundamentales del Siglo XXI. Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el mundo se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos por año.

Esto implica que un 17% de la producción total de la comida en nuestro planeta termina en la basura. En nuestro país, la tendencia también es preocupante. Según lo detallado por la Dirección de Agroalimentos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, se derrochan 16 millones de toneladas de alimentos anuales en Argentina, un 12.5% de toda la producción alimentaria del país. 

Cómo evitar el descarte

En nuestro territorio se encaran distintas estrategias sociales para reutilizar los alimentos y reducir su descarte. El equivalente de los 16 millones de toneladas desperdiciadas en Argentina, representan unos 340 kilos por persona.

Los estudios sobre alimentación coinciden en asegurar que todo lo que se deshecha en el país alcanzaría para alimentar durante todos los días a la mitad de la población argentina. Distintas instituciones académicas, privadas y estatales llevan adelante acciones para generar conciencia sobre el descarte alimenticio.

Es el caso de El Merendungue, una asociación sin fines de lucro en Villa Crespo, que junta las sobras diarias de negocios de gastronomía para alimentar a unas 1500 personas por semana. El centro funciona desde 2001, cuando su fundadora, la psicóloga Francis Hamovic, se organizó para darle de comer a niños que revolvían la basura debido a la crisis social.

"Empezamos con una panadería que nos donaba las facturas una vez por semana y armábamos bolsitas que repartíamos desde un centro de jubilados a los chicos que pasaban. El agua corrió, y hace 6 años decidimos formalizarnos", explicó Francis a IP.

Además, Hamovic remarcó que según los cálculos de su fundación, en CABA se tiran 250 toneladas por día de alimentos en buen estado. "Nosotros repartimos en este momento alrededor de 2000 kg de comida semanales. Nuestra filosofía es no sólo alimentar, sino también gratificar ofreciendo cosas ricas como las que a vos y a mí nos gusta comer (knishes, sushi, golosinas, sándwiches de miga, tortas, masas finas …y  más). Si tuviéramos un techo, seguro haríamos el doble", destacó.  

Recomendaciones individuales

Un estudio de Save Food de la Organización de las Naciones Unidas, recomendó pasos individuales para evitar el desecho innecesario de comida. Entre ellos, se detallan:

  1. Pedir pequeñas porciones de alimentos.
  2. Amar tus sobrantes de comida (guardar y reutilizar)
  3. Comprar de manera inteligente los alimentos.
  4. Comprar frutas y vegetales en un punto justo de maduración.
  5. Chequear el almacenaje de los alimentos en heladeras y despensas.

Además, se indica poner en práctica el método FIFO que responde a las siglas en inglés first in, first out. Esto quiere decir que el primer alimento que entra en cada domicilio, debería ser el primero en salir o en ser comido. En sintonía con estas recomendaciones, se remarca la necesidad de comprender la información de cada alimento, crear compost y donar lo que uno no va a comer. 

Banco de Alimentos 

Marisa Giraldes es la directora General del Banco de Alimentos de Buenos Aires. Desde allí, trabaja para reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos. El Banco recibe donaciones de alimentos y los distribuye entre comedores y organizaciones sociales que dan de comer a personas que lo necesitan. 

Un estudio publicado en la web del GCBA, promedió que los hogares de la Ciudad de Buenos Aires gastan 4600 millones de pesos por mes en alimentos que terminan en la basura. 

"A través de nuestro programa logramos repartir unos 5 millones de alimentos desechados por año. Hay mayor conciencia del desperdicio, pero todavía queda un camino enorme por recorrer", declaró Marisa.

En esta línea, la ONU destacó que la reducción del descarte alimenticio a través de estrategias inteligentes de reutilización ayudará en la política de hambre cero encarada como objetivo para 2030.