Ara San Juan: los submarinos no desaparecen

El 15 de noviembre de 2017 se registró el último contacto del submarino ARA San Juan y sus 44 tripulantes. Cómo operó el pedido de justicia en su localización.

El 15 de noviembre de 2017 se registró el último contacto entre el submarino ARA San Juan, que viajaba con 44 tripulantes, y la base de la Marina que controlaba el regreso de la nave a su apostadero en Mar del Plata.

Hoy, a cinco años, se sabe adónde se encuentran los restos, quién los custodia y cómo. El paradero como dato central en un país que no admite la incertidumbre.

El ARA San Juan "desapareció"

Dos días después de la pérdida de contacto, la Armada comunicó el hecho evitando usar la palabra "desaparición". Sin embargo, el concepto estaba en el aire.

La historia argentina, marcada por el terrorismo de Estado que intentó recostarse en la duda, ponía un nuevo desafío: que el tema no pase desapercibido. No saber cómo era posible que la nave se perdiera sin dejar rastro se transformó en un reclamo constante por información y justicia.

Mientras tanto, se iniciaba el protocolo de búsqueda SARSUB, anunciado tarde por la Marina. La esperanza se sostenía a través de la única pista surgida del último reporte de localización del ARA San Juan: 240 millas náuticas (432 kilómetros) de la costa, en el Golfo San Jorge, al sudeste de la Península Valdés.

Hoy, a cinco años de la última vez que se supo de los tripulantes, continúan las investigaciones judiciales para determinar las responsabilidades y el esclarecimiento de los hechos.

Sin embargo, se sabe qué pasó dentro del submarino, dónde se encuentran los restos, quién los custodia y cómo se preservan.

368 días de búsqueda

La empresa Ocean Infinity halló los restos del ARA San Juan el 18 de noviembre de 2018. Sus operarios, acompañados de tres familiares de tripulantes fallecidos por la implosión del submarino y dos oficiales de la Armada, identificaron lo que quedó de la nave cerca del "punto dato Cabo de Hornos 1", en el océano Atlántico sur, a 907 metros de profundidad.

Desde entonces, se realiza una custodia digital de los restos y rige una prohibición internacional para que cualquier embarcación se detenga en el lugar y sus alrededores.

El órgano a cargo de monitorear la zona e informar de su custodia a embarcaciones cercanas es el Servicio de Hidrografía Naval argentino, que depende del Ministerio de Defensa de la Nación. En un texto de aviso aclara que los restos del submarino "constituyen prueba material en causa judicial".

La memoria en un lugar

Las familias de los tripulantes han insistido en que la Justicia recupere los restos, es decir, ordene sacar la nave a la superficie. Esta idea pretende proteger la zona que, aseguran, correría el riesgo de ser profanada, alterando material que podría servir como prueba en las investigaciones en curso.

Algunos familiares estuvieron a bordo del Seabed Constructor, el barco de Ocean Infinity desde el que se rastrearon los restos por 72 días hasta encontrarlos.

La contratación de esa empresa tuvo lugar en agosto de 2018, luego de varios operativos de búsqueda fallidos y luego suspendidos por parte de la Marina.

Durante todo ese tiempo, los seres queridos de los tripulantes encabezaron reclamos incesantes por dar con el paradero de sus muertos.

Hubo una vigilia por Navidad en la Base Naval de Mar del Plata y manifestaciones que le exigían al Gobierno no detener los rastreos, entre muchas otras acciones.

La noticia de los fallecimientos había llegado a veinte días de la desaparición y confirmado ese primer desenlace, la lucha por encontrar el submarino se convirtió en la posibilidad de reparación ante el vacío que abrió la falta de información y justicia