Refugiados de guerra en Argentina: rusos y ucranianos en búsqueda de una vida

En medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, civiles de ambos países emigraron a Argentina en búsqueda de una vida sin riesgo del impacto de las bombas.

En el video, un informe de Sebastián Davidovsky.

Los países se encuentran en guerra desde el 24 de febrero de 2022, aunque la tensión venía en aumento desde 2014. A partir de entonces, el conflicto ha obligado a millones de refugiados a salir de la zona y buscar protección en otros países; así pueden construir vidas nuevas y ayudar, una vez emigrados, a sus familiares y conocidos a encontrar una salida.

Mientras ucranianos huyen del conflicto, muchos jóvenes rusos se van del país para evitar la convocatoria del Estado al campo de batalla. Desde que empezó la guerra, las bajas militares y el número de muertes varía de acuerdo con el país y el organismo que se consulte.

Sin embargo, la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas registró desde la invasión rusa hasta el 19 de septiembre un total de 14.532 víctimas civiles en Ucrania. Del total se cuentan 5.916 fallecidos, de los cuales 379 son niños, y 8.616 heridos.

En la región de Donetsk y Lugansk se registraron 8.222 víctimas -3.540 fallecidos y 4.682 heridos.

Refugiarse para sobrevivir

En ese contexto, la Agencia de la ONU para refugiados registró que hacia finales de 2021 casi tres millones de personas en Ucrania necesitaban ayuda humanitaria. Entre ellas, más de 850.000 personas fueron desplazadas de su lugar de origen debido al conflicto.

Alla Shaforostova tiene 55 años y emigró a la Argentina en 2015 cuando la tensión entre los países creció a partir de la disputa por el territorio de Crimea. Modista y costurera de profesión, se estableció en Buenos Aires e invirtió en un emprendimiento de confección textil.

En su taller contrata a otros refugiados y los ayuda a establecerse, por lo que con ella trabajan jóvenes ucranianos y también rusos.  

"Yo vine a Argentina en 2015 cuando el conflicto ya se veía en las calles. La situación era peligrosa, había militares por todos lados y demás", explicó. "Dejé todo. El edificio donde vivía ahora está destruido, mi departamento no existe más. Nadie puede estar seguro en Ucrania ahora mismo".

Alla contó cómo fue ser refugiada de guerra mientras su familia aun vivía en el territorio de conflicto: "Es un estrés, desde acá no podes ayudar con nada. Te sentís desesperado e incapaz de hacer algo. Me costó mucho traer a mi hija a Argentina, no pude conocer a mi nieta hasta que llegaron...", recordó.

"La guerra no es la culpa de la gente, la gente necesita paz, no quiere sufrir. Los hombres que van a la guerra quieren cuidar a sus hijos, a su familia, no quieren ir a combatir con la gente. Los rusos son hermanos, no somos diferentes. Yo soy ucraniana y mi hermano es ruso", opinó en relación al rol de los civiles en la guerra.

También contó como desde Argentina logró ayudar a emigrar a otros ucranianos con deseo de refugiarse de las bombas:

"Estoy en grupos de Telegram donde hay ucranianos que quieren venir para acá, ofrezco puestos de empleo como costureras y costureros en mi taller. Conmigo trabajan cuatro rusos y tres chicas ucranianas. Somos todos iguales, no tenemos conflicto, somos gente, somos personas y nada más. Tratamos de que este lugar sea un símbolo de paz y de amor, de comodidad", explicó.