“La utopía sale todas las mañanas como el sol”: la identidad de Hebe de Bonafini
Hebe María Pastor de Bonafini murió el domingo 20 de noviembre de 2022. De ama de casa a una de las personalidades esenciales de la historia argentina: cómo se creó la identidad de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo.
“Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, una ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban”. Con estas palabras, Hebe se recordó a sí misma en 1982. La potencia revolucionaria latente que portaba aún no había tenido motivos suficientes para emerger y se configuraba como otra mujer, una anterior.
Esto cambió el 8 de febrero de 1977, cuando su hijo mayor Jorge Omar fue secuestrado y desaparecido. El 6 de diciembre, ocurrió lo mismo con su otro hijo, Raúl Alfredo. El 25 de mayo de 1978 desaparecería también su nuera, María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge.
Su labor en Madres de Plaza de Mayo
“Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber”, repasaba Hebe.
El 30 de abril de 1977, encabezadas por Azucena Villaflor, 16 madres de jóvenes detenidos se reunieron en Plaza de Mayo. Buscaban una audiencia con las autoridades para conocer el paradero de sus hijos e hijas.
Hebe de Bonafini se unió a ellas una semana después, junto a otras mujeres que empezaron a marchar en la misma plaza en parejas y formando filas. Lo hicieron cada jueves por la tarde alrededor de la pirámide de Mayo, lo que les evitaba ser detenidas por concentrarse durante el estado de sitio impuesto por el gobierno de facto, la Dictadura cívico-militar y eclesiástica que había tomado el poder en 1976.
En 1979, Hebe ya presidía la organización y era una integrante esencial en la lucha de las Madres.
Las otras luchas de Hebe
“Ahora me voy dando cuenta de que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero; la felicidad o la desgracia de muchísimas familias”, cerraba en 1982, como un presagio de lo que vendría: su compromiso por recoger las banderas de sus hijos desaparecidos.
A través de los años de democracia, además de continuar su militancia por los derechos humanos y el pedido de justicia por los desaparecidos y muertos que dejó la Dictadura, se metió de lleno al barro de la militancia social. Con un carácter imperativo y sin pelos en la lengua, Hebe apoyó expresamente al kirchnerismo y fue una voz de referencia en muchos temas de interés nacional e internacional.
“Amo a Latinoamérica. Amé a Fidel [Castro], a [Hugo] Chávez, a [Nicolás] Maduro, a [Rafael] Correa, a Evo [Morales], a Néstor [Kirchner], a Cristina [Fernández]. Son parte de esta latinoamérica que hay que seguir defendiendo”, dijo en una entrevista publicada por el Centro Cultural Kirchner en 2020 como una carta de presentación a su nueva identidad.
Murió la enemiga de la ambigüedad y las medias tintas. Murió la "mujer del montón" devenida en revolucionaria, pero dejo un legado claro como su voz:
“Las utopías existen. Vos no podés negar el horizonte. El horizonte existe: cuando sale el sol, sale por el horizonte. Todas las mañanas sale el sol. La utopía aparece todas las mañanas como el sol. La revolución en nuestras cabezas y en nuestros corazones empieza cada mañana cuando nos levantamos. Es mentira que hay que esperar una revolución. Cada uno de nosotros tiene que hacer la revolución en su propio cuerpo y en su propia cabeza, en su propio corazón”.