Caso Báez Sosa: investigarán por falso testimonio a dos amigos de los rugbiers
El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores ordenó investigar a Juan Pedro Guarino y a Tomás Colazo por falso testimonio. Los dos amigos de los rugbiers condenados por el asesinato de Fernando Báez Sosa habían declarado en la etapa de juicio oral entre el 2 y 26 de enero.
Luego de dar a conocer las condenas a prisión perpetua para cinco de los acusados y a 15 años de prisión para el resto, los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia hicieron lugar al planteo de la fiscalía para establecer si Guarino y Colazo, que no fueron sometidos a juicio, mintieron frente al tribunal.
La pena prevista para el delito de falso testimonio va desde un mes a cuatro años de prisión.
"Voy a hacer referencia a testigos de la defensa, me voy a referir a Pedro Guarino y Tomás Colazo. Ellos mismos se ubicaron, cuando se les exhibieron los videos, parados detrás de un auto, pegados a la pared, mientras que a dos o tres metros de ellos se estaba produciendo el ataque", explicó el fiscal Juan Manuel Dávila.
Y agregó: "Inmutados quedaron, no se acordaron de nada de lo que pasó, por lo que no tengo dudas que estás personas por omisión mintieron, por lo que se va a solicitar que se inicie una causa por separado por falso testimonio".
En el video, un informe especial sobre el caso.
Qué dijeron Guarino y Colazo ante el tribunal
Guarino formaba parte del grupo de amigos de Zárate que vacacionaba en Villa Gesell en enero de 2020, cuando tuvo lugar el ataque a Fernando. Estuvo imputado hasta abril de 2021, pero quedó sobreseído con el avance de la investigación.
En la etapa de juicio oral, el joven de 22 años dijo haber visto a Máximo Thomsen junto a "un chico tirado" y que supuso que "se estaban peleando de vuelta".
"Vi a Máximo al lado de un chico tirado. Me imaginé que se estaban peleando de vuelta, y ya cansado, me fui. Porque habíamos ido de vacaciones a pasarla bien. Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones", relató en el juzgado de Dolores.
Colazo, por su parte, fue señalado inicialmente como el "sospechoso número 11", pero no fue imputado. Era menor de edad al momento del asesinato y, si bien estaba en Villa Gesell, no compartía el alojamiento con los otros jóvenes de Zárate.
"Al ver que se había iniciado una pelea, me acerco y me muevo en una forma de medialuna, me quedó parando mirando para todos lados. Recuerdo a Máximo, Ciro, escuché gritos. Veo a alguien en el piso, le pongo el brazo a Máximo en el pecho y le tiró para atrás con la intención de que no se pelee. Me mira y ve que era yo, no puedo recordar si continuó o finalizó", dijo en su declaración.