El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, contó cómo es Senderos de arte de ayer y de hoy, una muestra con grabados, pinturas, dibujos y esculturas que realizó durante toda su vida.
En diálogo con Mechi Ezquiaga para IP Cultural, Esquivel dio detalles sobre su veta artística que se exhibe en la Galería Lucy Mattos, en la localidad bonaerense de San Isidro.
El activista y defensor de los derechos humanos construyó una sólida carrera en el mundo del arte, donde expresó las demandas sociales de los pueblos marginados de América Latina.
El Nobel de la Paz
Esquivel también recordó el momento en que recibió el Premio Nobel de la Paz por su defensa a los derechos humanos por medios no violentos durante las dictaduras latinoamericanas.
"Tuve que salir a comprarme un traje para la ceremonia porque no tenía ninguno. Mi amigo peronista Envar Cacho El Kadri estaba en una misión de paz en Francia y me dijo que él me regalaba el traje. El Comité Católico me regaló el sobretodo y Michel Grolleaud me regaló el echarpe, así que fueron mis amigos los que me vistieron para recibir el Nobel", dijo sobre la entrega realizada en 1980.
Además, el activista de organizaciones y movimientos latinoamericanos cristianos rememoró parte de su discurso basado en la libertad a través de la no violencia. "Desde esa época hasta ahora hubo avances. Cuando los pueblos se organizan, transforman la realidad. En este proceso es importante el surgimiento de los sindicatos y las luchas por los derechos de las mujeres", declaró.
El recuerdo de Eva Perón
Por otra parte, Pérez Esquivel remarcó la figura de Eva Perón en el marco de los avances sociales latinoamericanos.
"Mi padre se quedó ciego. Tengo un cuadro en la muestra en que lo retraté así. En esa época vendía diarios y mi hermano trabajaba en una cafetería. No nos alcanzaba para pagar la pieza en el conventillo. Entonces, un moreno me dijo que le escriba una carta a Evita. Arranqué dos hojas del cuaderno y le escribí explicándole que mi padre estaba ciego y que necesitaba una jubilación", contó.
En este contexto, Esquivel recordó que no tenía muchas esperanzas de conseguir una respuesta. "A los diez días, entró en el conventillo una diosa. Una mujer hermosa, con sombrero y trajecito, que era la secretaria de Evita. Habló con mi padre y a los quince días mi viejo estaba jubilado", detalló.
La fuerza de la comunidad
En otro orden, el Nobel de la Paz resaltó la importancia de la organización comunitaria para lograr cambios sociales. Además, explicó que esta capacidad de comunicación y empatía con los demás seres vivientes, le fue legado por su abuela.
"Mi abuela Eugenia era una mística. La encontraba sentada mirando las plantas o hablando con los animales y pensaba que estaba loca, pero no. Ella tenía una comunicación con la Madre Tierra. Yo le decía que cuando fuera grande quería ser artista, entonces ella me contaba historias de su pueblo. Era una salvaje, de la selva. Ahora se dice que el capitalismo es salvaje, pero no hay ningún salvaje que sea capitalista", reflexionó.
Podés ver IP Cultural, conducido por Mercedes Ezquiaga, todos los sábados a las 16:00 por la pantalla de IP.