La ficción El Eternauta genera expectativa nuevamente tras la confirmación de que la plataforma de streaming Netflix producirá una serie basada en la historieta que creó Héctor Germán Oesterheld e ilustró Francisco Solano López.
A casi setenta años de su primera publicación, la historia protagonizada por Juan Salvo sigue vigente como una producción icónica en la literatura argentina.
El nombre de Oesterheld se consagró con la obra, pero también pasó a integrar la lista de 30.000 detenidos desaparecidos en la última dictadura cívico militar. Sus hijas, Estela, Diana, Beatriz y Marina, y sus parejas sufrieron el mismo destino como víctimas del terrorismo de estado. Ellas y su padre militaban activamente en la organización Montoneros.
Al momento de su desaparición, en abril de 1977, Héctor Oesterheld vivía recluido en La Plata. Los militares habían tomado el gobierno hacía un año y, meses después, secuestrado a dos de sus hijas. Para entonces, ya había finalizado el guion de El Eternauta II.
La destrucción de una familia
Beatriz Oesterheld fue detenida en junio de 1976, a sus 21 años. El 7 de julio, autoridades de una comisaría del partido bonaerense de San Fernando le informaron a su madre, Elsa Sánchez, que había muerto. Fue la única de las cuatro hijas cuyo cuerpo le fue restituido y pudo sepultar. Meses después, Carlos Della Nave, pareja de Beatriz, fue secuestrado.
Diana Oesterheld fue apresada en agosto de 1976, cuando tenía 22 años y estaba embarazada de seis meses. Su cuerpo nunca apareció. Su compañero, Raúl Araldi, fue asesinado en Tucumán. El hijo de un año, Fernando, quedó en una Casa Cuna de la provincia.
Estela Oesterheld fue capturada por un grupo de tareas el 1 de julio de 1977 en la Facultad de Filosofía. Como intentó escapar le dispararon, por lo que quedó herida y la cargaron en una camioneta rumbo hacia un hospital, pero nunca más se supo de ella. Su pareja, Raúl Mórtola, fue fusilado unas horas después.
Marina Oesterheld fue secuestrada en noviembre de 1977, embarazada de ocho meses, junto a su novio, Alberto Seindlis. Las detenciones de las últimas dos hijas libres de Oesterheld le fueron informadas al escritor durante su cautiverio.
Según testimonios de fines de 1977 e inicios de 1978, fue trasladado a varios centros clandestinos de detención. Se cree que fue asesinado ese último año, aunque no hay datos ni fechas precisas acerca de su muerte.