La historia detrás de los campeones del mundo
Los clubes de barrio son el corazón de la ciudad. No solo se forman deportistas, sino que también se crean comunidades, costumbres, relaciones, encuentros, amistades y, por sobre todo, una sociedad que integra una fuerte comunidad. Contienen una esencia única, una mezcla de tiempo y memoria que forma una ciudad dentro de otra ciudad.
La pasión argentina que se vive con el fútbol es muy fuerte y, por sobre todo, unida. Gritan un gol juntos, en manada, se abrazan mientras saltan para festejar, pero también se contienen para llorar cuando llega una recaída. El fútbol argentino logra unir al pueblo de los ciudadanos gracias a la pasión que generan los jugadores de la selección.
En varios casos, residentes de la ciudad de Rosario se encuentran entre los mejores jugadores de Argentina: Mauro Icardi, Lionel Messi y Ángel Di María. Con tan solo 24 años, Icardi comenzó a jugar a la pelota en el pequeño club Sarratea del barrio La Cerámica. "Estamos orgullosos de que haya empezado su carrera acá, un jugador de la selección", dijo el presidente del club, Héctor Padilla.
Por su parte, Lionel Messi comenzó su carrera en Grandoli FC de Rosario, donde lo llevaba su abuela. "Me enamoré del fútbol cuando tenía cuatro años, jugando en Rosario", escribió el capitán de la Selección Argentina junto a las imágenes que publicó en sus redes sociales, como homenaje a su primer club.
En conmemoración a Messi, ciudadanos muralistas de Rosario decidieron hacer un mural de Leo cuando era chiquito en la torre de los seis monobloques de Sánchez de Thompson y Laferrere, históricos de la zona sur, como homenaje al jugador estrella de la Selección Argentina. Este mural fue construido justo al frente de Grandoli FC.
“Jugando con la idea, con lo que es Messi, con el pasado, con el barrio, con la magia, con la alegría, con el color, los sueños, la familia y con la infancia, empezaron a aparecer componentes para esto, que es una edificación, una construcción en la cual participó mucha gente, que formó un gran equipo”, le contó el muralista del gran homenaje, Lisandro Urteaga, al medio rosarino RTS Medios, el día de la inauguración del mural.
Este mural, fue denominado: "De otra galaxia, y de Grandoli"
Otro jugador que proviene de Rosario es el gran “Angelito” Di María, procedente del club de barrio: “El Torito”, resume lo que significa un club de barrio. “ El Angelito trascendió y rompió todas las paredes, acá todos los chicos quieren ser Ángel. Esta es la casa del Ángel. Sueño con que venga un día al club y tomemos unos mates tranquilos, recorramos todo el club y repasemos anécdotas. Eso sería un orgullo”, le contó el club a TyC Sports.
Durante una entrevista al medio “Meta, sentidos de juego”, le preguntaron a la coordinadora de fútbol y delegada general qué significa para ella el club La Recova: “Somos como una familia. Venimos y damos nuestro tiempo gratis, porque nos gusta, por amor al club”, contó Giuliana Correa, coordinadora de fútbol, que lleva diecisiete años en el club.
El que fue seleccionado como “Mejor Arquero del Mundial de Qatar", había empezado en el otro extremo de la cancha, jugando de 9 en fútbol sala. Aunque si bien era buen jugador, contaron del club “Academia General Urquiza” que su hermano, que también jugaba al fútbol de delantero, lo mandaba al arco.
La carrera futbolística de Emiliano siguió en Talleres y San Isidro, todos clubes de barrio de la ciudad de Mar del Plata. A pesar de la falta de equipos y no muchos lujos por parte del barrio, debido a las consecuencias que había dejado la crisis del 2002, con tan solo 10 años, Emiliano se presentó en las pruebas de River y Boca, aunque ambas instituciones lo rechazaron por considerar que “no tenía el nivel suficiente”, según contó el arquero estrella de la selección.
Según el Relevamiento Nacional de Clubes y Entidades Deportivas hecho por el Observatorio Nacional del Deporte, en 2021 habían 388 clubes activos de barrio en toda la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente, solamente están activos 215 según la página del Gobierno de la Ciudad. De esta manera, estos clubes tuvieron que recurrir a otras formas de financiación en pos de seguir funcionando: Los bodegones de barrio.