La inflación de julio fue de 7,4%; la más alta de 2022 y también desde 2002, cuando registró el 10,4% mensual. El Índice de Precios al Consumidor que cada mes calcula el INDEC se compone de las variaciones en distintas categorías de productos, y en los últimos meses los alimentos no ocuparon el podio con los mayores porcentajes.
Sin embargo, el impacto de la inflación es mayor en los consumos cotidianos, puntualmente los que conforman la denominada canasta básica. En este informe de IP Noticias, Sebastián Davidovsky comparó el valor de compra de agosto de 2022 con el del año anterior e indagó en los efectos del aumento sostenido para el día a día de los consumidores.
Suba de alimentos por encima de la inflación
Según los cálculos del INDEC, la inflación acumulada desde julio de 2021 hasta julio de 2022 es de 76,2%. Si el cálculo se concentra en productos básicos para la alimentación de los hogares, el porcentaje se dispara, en algunos casos, por encima del doble.
Es el caso del aceite de girasol (150%) y el azúcar (160%), por ejemplo. En tanto, alimentos como la harina (124%), el café (132%) y la docena de huevos (132%) no duplicaron su valor en un año, pero sí aumentaron considerablemente.
"Hoy hay márgenes en determinados productos y sectores que son extremadamente altos, porque en las últimas semanas se cubrieron de una eventual suba de costos o devaluación, sin que esos costos hayan aumentado. Entonces en esos sectores hay un colchón de precios que necesitan dar lugar a que se recuperen otros, como los salarios, por ejemplo", explicó el economista Nicolás Pertierra.
Disminución de la calidad de vida
De acuerdo al último informe del índice de salarios del INDEC, los salarios registraron un aumento interanual de 67,7% entre junio de 2021 y junio de 2022. El alza calculada en base al promedio de los sectores privados registrados, público y no registrado fue, entonces, cerca de un 2% menor al índice inflacionario acumulado del mismo periodo.
Por lo tanto, el incremento de los alimentos de la canasta básica se sitúa también muy por encima del crecimiento de los salarios, lo que provoca la restricción obligada de ciertos consumos. La consecuencia de ese fenómeno persistente en los últimos años es la disminución de la calidad de vida de la población.
Al respecto del comportamiento de los compradores ante esta problemática, el presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina (ACUDA), Ricardo Espinosa, consideró:
"La gente está dejando de consumir lo que eligió en el momento, el golpe de vista. Pasa de largo esas cosas y compra lo esencial. Esos son los cambios de hábito obligados: no es por decisión propia, sino por una causa externa. Argentina ha pasado por varias crisis, y los consumidores fuimos los que más las sufrimos".