A 66 años del bombardeo a Plaza de Mayo: heridas que no se cierran

A las 12:40 del 16 de junio de 1955 se escuchó el rugido de las turbinas de los aviones que sobrevolarían Plaza de Mayo: un par de horas después, un grupo de escuadrones de más de 30 aviones ametrallaron y bombardearon la Casa de Gobierno y Plaza de Mayo. El ataque tenía por objetivo acabar con el gobierno y asesinar al entonces presidente Juan Domingo Perón. El grupo que encabezó la autodenominada Revolución Libertadora masacró a la población civil que transitaba la zona y convirtió a la fecha como una de las heridas más terribles del país.

El episodio que fue desatado entre la Marina, la Fuerza Aérea y grupos extremistas fue el inicio del golpe de Estado que se materializaría tres meses después. Luego de bombardear la Plaza y dirigir comandos civiles armados para comenzar ataques y disturbios, se sumó un segundo bombardeo de la Fuerza Aérea con objetivos como la sede de la central sindical, el Departamento Central de Policía, el Edificio de Obras Públicas, la Fundación Eva Perón y la residencia presidencial (en ese momento ubicada en el Palacio Unzué; lo que hoy es la Biblioteca Nacional). Otro grupo de choque tomó las instalaciones de Radio Mitre para proclamar que el "tirano" Perón había muerto.

El saldo final fue mayoritariamente de civiles trabajadores que circulaban una de las zonas más importantes de la Capital argentina. El ataque resultó en un total de 308 personas muertas, más de 700 heridos y daños edilicios en el casco histórico de la ciudad de Buenos Aires.