El 30 de diciembre de 2004 fue una de las noches más trágicas en la historia del rock nacional. Lo que iba a ser una fiesta para despedir el año se convirtió en un recuerdo que muchos desearían no tener: el boliche Cromañón se incendió y 194 jóvenes murieron intoxicados y hacinados a causa de los gases.
A partir de entonces, el edificio donde funcionaba el espacio fue objeto de una disputa entre dos planes para su futuro. Por un lado, dejarlo en manos privadas y borrar para siempre lo que quedó de la tragedia. Por otro, que el Estado expropiara el inmueble y convertirlo en un espacio de memoria colectiva.
Finalmente, después de muchos vaivenes judiciales y legislativos, y de la lucha de familiares y sobrevivientes organizados, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para recuperar el lugar y avanzar en la reparación simbólica.
Cromañón, el peor recuerdo
Leandro es uno de los 1432 sobrevivientes del incendio. Había ido con sus amigos a disfrutar de un recital y vivió un infierno del que todavía recuerda olores, sensaciones, y la imagen de chicos y chicas tirados en el piso en la puerta del boliche.
En diálogo con IP Noticias contó su relato, que es el de muchos que lograron salir con vida.
"Humo, fuego, gente corriendo, lío, griterío. (Omar) Chabán diciendo '¿le tienen miedo a un poquito de fuego?'. Se fue, desapareció. Nos dejó como unos perros, con la puerta de vidrio cerrada. Un pibe la rompió de un sillazo y ahí empezaron a salir, todo prendido fuego cayendo arriba nuestro. No sé como hice y pude salir, hasta que después entre de vuelta a rescatar a mis amigos", recordó.
Lucha por la memoria
La investigación judicial de la catástrofe de ese 30 de diciembre destapó una serie de negligencias por parte de los organizadores y la complicidad de la Policía Federal. Incluso el jefe de Gobierno porteño de aquel entonces, Aníbal Ibarra, fue destituido por juicio político.
En 2009, un fallo unánime absolvió a la banda Callejeros. Pero en 2011 la Sala III de Casación encontró a los músicos culpables de la tragedia -por considerarlos coorganizadores del recital- y así fueron presos. Hoy están todos libres, a excepción del baterista Eduardo Vázquez, condenado por el femicidio de su esposa, Wanda Taddei.
En todo ese tiempo, organizaciones de familiares y sobrevivientes reclamaron por la expropiación del inmueble para construir el espacio de memoria. Hubo más de tres intentos en la Legislatura porteña, pero resultaron fallidos por falta de apoyo. Mientras tanto, el lugar quedó preservado y a disposición de la Justicia.
En 2012 el Tribunal Oral Nº 24 condenó a Rafael Levy, titular de la sociedad propietaria del complejo donde funcionaba Cromañón, a 4 años y medio de prisión. Seis años después, y con Levy en libertad condicional, el mismo tribunal le restituyó la posesión del lugar con la entrega las llaves.
Aunque el proyecto de ley por el espacio de memoria avanzó y está pendiente de aprobación en el Senado, los familiares y sobrevivientes enfrentan una dificultad. En 2018, el propietario del lugar ordenó limpiar y vaciar el espacio que se había mantenido intacto por 14 años.
Hasta entonces se podían encontrar zapatillas y ropa de las víctimas, elementos personales y hasta huellas de los cuerpos sobre las paredes y el piso.
El proyecto de ley aprobado en Diputados expresa que la expropiación busca "conservar el predio como refugio de la memoria de lo ocurrido el 30 de diciembre del 2004, un espacio social donde circule la memoria colectiva y ayude a que las víctimas no se aíslen en un reclamo individual".
Además, destaca que la intervención servirá "para poder transformar el dolor en lucha, y a sembrar una memoria como pueblo, para que hechos como estos no ocurran nunca más".