El 30 de marzo se cumplen 40 años de la movilización en la que miles de personas exigieron "Paz, pan y trabajo: la dictadura abajo". La marcha histórica fue comandada por los trabajadores y marcó el principio del fin del terrorismo de Estado.
El 24 de marzo de 1976, el golpe cívico-militar había derrocado al gobierno de Isabel Perón. A partir de entonces, el país había entrado en una crisis económica, política y social. Entre otras consecuencias de esta situación, aumentó el nivel de endeudamiento, se cerraron fábricas, hubo miles de despidos y la inflación escaló a números altísimos. Además, la Junta Militar perpetró represiones, secuestros, detenciones clandestinas, torturas, robó cientos de bebés y dejó más de 30 mil desaparecidos. La dictadura también prohibió la actividad gremial, los partidos políticos, las reuniones de trabajadores y el derecho a huelga.
La económica argentina estaba devastada. El periodista Rodolfo Walsh lo remarcó en su Carta abierta a la Junta Militar que le costó la vida:
"En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas", escribió en 1977.
Con José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de Economía entre 1976 y 1981, la Junta Militar liberó los precios, eliminó los controles de cambios, se liberaron las importaciones golpeando fuertemente a la industria nacional. La deuda externa aumentó exponencialmente y se instaló un modelo neoliberal que aumentó el desempleo y la pobreza.
Paz, pan y trabajo: la dictadura abajo
En este contexto, y con una sociedad exhausta por las violaciones a los derechos humanos, el 30 de marzo de 1982 un gran grupo de trabajadores organizados le dijeron basta al régimen. Bajo la consigna "Pan, paz y trabajo", miles de personas se movilizaron en Plaza de Mayo y en localidades de Mar del Plata, Mendoza, Rosario y Neuquén.
Aquella movilización, liderada por el entonces líder de la CGT, Saúl Ubaldini, repudió las medidas antidemocráticas que el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional instauró en contra de los trabajadores y la sociedad en general. La marcha fue brutalmente reprimida por las fuerzas militares, hubo más de 2.500 heridos y unos 4.500 detenidos alrededor de todo el país. En Mendoza las fuerzas de seguridad asesinaron a José Benedicto Ortíz, un trabajador y sindicalista textil.
La histórica marcha Paz, Pan y Trabajo logró canalizar el desgaste social. Los miles de trabajadores en las calles fueron un potente grito de rechazo a la dictadura militar. Tres días después, el entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri ordenó ocupar las Islas Malvinas, entreviendo que un conflicto con el Reino Unido a causa del histórico reclamo nacional por la soberanía le permitiría no solo tramitar la crisis interna sino también legitimarse políticamente y reposicionarse para plantear las condiciones de su propia sucesión.