Se cumplen 21 años del asesinato de los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en manos de la Policía Bonaerense durante la manifestación del 26 de junio de 2002 en Avellaneda. El hecho marcó un antes y un después en la vida política y social del país.
Aquella jornada de lucha en la que la policía disparó balas de plomo a los manifestantes que pedían trabajo, en el marco de la crisis del 2001, fue conocida como "La Masacre de Avellaneda" y obligó al presidente interino, Eduardo Duhalde, a adelantar las elecciones.
Una jornada para exigir memoria y justicia
En este marco, la Comisión Independiente Justicia por Darío y Maxi, integrada por organizaciones de izquierda, familiares y amigos de las víctimas realizarán una jornada reclamando memoria y justicia por los militantes asesinados por la fuerza policial.
Bajo el lema "21 años de impunidad, 21 años de lucha: Darío y Maxi, memoria rebelde", la organización recordará a Kosteki y Santillán con una jornada cultural en la estación donde los jóvenes fueron ultimados, que hoy lleva sus nombres.
La convocatoria iniciará con una vigilia con el lema "La Masacre de Avellaneda es un Crimen de Estado", el domingo 25 de junio a las 12:00. Desde la Comisión indicaron que la actividad durará todo el día con bandas, murales, radio abierta y un acto central a las 21:00.
El asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki
El 26 de junio de 2002, organizaciones sociales y piqueteras concentraron en la estación Avellaneda para subir al Puente Pueyrredón y movilizar hacia Plaza de Mayo. Los carros hidrantes y un gran cordón policial esperaban del otro. La crisis económica y social ya había estallado: Fernando de la Rúa abandonó la presidencia en un helicóptero y el presidente interino, Eduardo Duhalde, intentaba recomponer la institucionalidad a base de represión.
Entre los manifestantes se encontraban Darío Santillán, referente de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, y Maximiliano Kosteki, un joven militante del naciente Movimiento de Trabajadores Desocupados de Guernica.
Cuando los manifestantes intentaron avanzar se desató una fuerte represión que incluyeron disparos con balas de plomo por parte de la Policía. Las organizaciones sociales intentaron trabar el despliegue policial para que los militantes pudieran alejarse del lugar y ponerse a salvo.
Maximiliano Kosteki fue herido de bala a las fueras de la estación de tren Avellaneda. Al lugar llegó Darío Santillán, que se hizo cargo de asistirlo y de acompañarlo hasta que llegara la ambulancia. Pero, poco después, la Policía lo obligó a retirarse a punta de pistolas. Cuando Santillán se paró y se puso de espaldas para irse, le dispararon a quemarropa.
La masacre de Avellaneda
Aquella jornada de lucha en la Darío Santillán y Maximiliano Kosteki fueron asesinados se llamó "la masacre de Avellaneda". En total, más de 30 militantes de distintas organizaciones sociales fueron heridos. También hubo varios autoconvocados heridos.
Las balas de plomo concluyeron en heridas vitales para muchos de los heridos, como el pecho o la cabeza por lo que debieron permanecer internados en terapia intensiva durante días e incluso semanas. Además, desde la CTD Aníbal Verón denunciaron que dos de sus piqueteros detenidos sufrieron torturas en la comisaría primera de Avellaneda.
Los responsables podrían salir en libertad
A 20 años de los asesinatos, familiares, amigos, abogados, partidos de izquierda, organizaciones piqueteras y organismos de derechos humanos denunciaron que "quieren liberar a los expolicías asesinos".
El 9 de enero de 2006, tres años y medio después de los crímenes, los policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados a prisión perpetua por los delitos de "doble homicidio agravado por alevosía y siete tentativas de asesinato".
Los abogados querellantes de los militantes muertos y de los heridos reclamarán ante el Juzgado de Ejecución Penal N.º 3 de Lomas de Zamora “ser notificados y tenidos en cuenta” en el incidente que se abrió por el pedido libertad condicional, solicitado en los últimos días por las defensas de los asesinos.