Juan Gelman, el poeta argentino que marcó para siempre la literatura de habla hispana
Un 3 de mayo, en 1930, nació en Villa Crespo Juan Gelman, uno de los poetas más importantes de habla hispana contemporáneo que marcó la escena de la literatura aún después de su muerte, en 2014. Construyó un registro de la historia a través de una mirada necesaria: atravesado por el periodismo y la militancia, Juan Gelman transformó para siempre la poesía en lengua castellana.
Exiliado entre 1975 y 1988, década en la que fue condenado a muerte por la dictadura militar más atroz que sacudió al país, fue a partir de su obra que expuso al mundo lo que pasaba en Argentina. "La palabra es una herramienta de lucha", decía el poeta que escribió el libro Ni el flaco perdón de Dios, en el cual cuenta las historias de hijos que fueron desaparecidos por las fuerzas armadas que interrumpieron el sistema democrático en el año 76. El 26 de agosto de 1976 fueron secuestrados sus hijos Nora Eva y Marcelo Ariel, junto a su nuera María Claudia Irureta Goyena.
Parte de su labor periodística fue ser secretario de redacción en la revista Crisis y colaborador en Página/12, además de fundador del grupo de poetas "El Pan Duro". El realismo crítico se ancló en sus poemas para dar luz a aquello que es cotidiano pero por momentos queda escondido. Las injusticias, las construcciones del amor - "Ni a irse ni a quedarse, a resistir, aunque es seguro que habrá más penas y olvido”, dijo Gelman -, y la utopía y revolución, son tres claves que aparecen a lo largo de casi sesenta años de producción. De esta manera, es quizás imposible hablar de la obra de Juan Gelman sin referirse a su vida.
Incansable buscador de la palabra, la obra de Gelman fue reconocida con galardones como el Premio Cervantes, en 2007, el Premio Nacional de Poesía en 1997 o el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2005, entre tantos otros. Su legado permanecerá guardado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. O al menos una parte, porque Interrupciones I e Interrupciones II, El juego en que andamos o Violín y otras cuestiones son solo algunas de las piezas que quedan inscriptas en la poesía en lengua castellana.
El juego en que andamos, 1959
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.