Lenguaje inclusivo: definición, ejemplos y uso en el mundo
El Gobierno porteño prohibió el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de todos los niveles de la ciudad de Buenos Aires. La medida, dispuesta a través de una resolución del Ministerio de Educación de CABA, generó fuerte polémica en torno al debate sobre este fenómeno lingüístico.
El argumento en el que se basa el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es que los resultados de los exámenes de Lengua en CABA revelaron un "retroceso de al menos cuatro años" en compresión lectora y escritura. Así lo planteó el alcalde de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, junto a la ministra de Educación, Soledad Acuña. De este modo, atribuyeron parte de ese retroceso a una supuesta incidencia del lenguaje inclusivo.
¿Qué es el lenguaje inclusivo?
La definición de Naciones Unidas sobre el lenguaje inclusivo apunta que se trata de "un modo de comunicación verbal y escrita que no genere discriminación por género o identidad de género". Es decir, una utilización de las palabras por fuera del binarismo hombre-mujer y que contemple identidades no binarias y derribe la utilización del masculino como genérico.
"Dado que el lenguaje es uno de los factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales, emplear un lenguaje inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género", señalan desde el organismo internacional.
Con este fin, además de utilizar las letras e, x, o @ para reemplazar las letras que le dan la marca de género a las palabras que designan personas o grupos de personas, se alienta a usar términos sin distinción de género, que abarquen una mayor cantidad. Por ejemplo, en lugar de hablar de mujeres y hombres, se puede hablar de personas.
La Real Academia Española se manifestó en reiteradas ocasiones en contra de la utilización del lenguaje inclusivo. El argumento utilizado desde la RAE para rechazar esta modalidad es que el masculino es el generalizador en el idioma castellano y todas las demás personas deben sentirse incluidas en él.
5 ejemplos para entender el lenguaje inclusivo
La forma más popular de identificar el lenguaje inclusivo es cuando las palabras llevan las letras e, x o @ para reemplazar las vocales que funcionan como marca de género. Aunque este cambio morfológico no sea reconocido por la RAE, las reglas y usos del idioma castellano admiten otras alternativas para evitar el uso del género masculino como generalizador:
- En lugar de hablar de niños y niñas se puede hacer mención a ese grupo de personas con la palabra niñes o hablar de las infancias.
- Reformular las oraciones para evitar la marca de género. Es mejor "quienes fueron afectados" en lugar de "los afectados".
- Usar sustantivos epicenos, es decir, que no tienen marca de género, como personaje, víctima, persona, etc.
- Emplear sustantivos abstractos, como dirección, presidencia, alcaldía o secretaría.
- Usar sustantivos colectivos. En lugar de "alumnos", se puede usar "estudiantes" o "ciudadanía" en lugar de "ciudadanos".
El lenguaje inclusivo en el mundo
Hasta el momento, el lenguaje inclusivo no ha sido incorporado de manera oficial en la lengua de ningún país. No obstante, algunos gobiernos y representantes políticos sí introdujeron recomendaciones para evitar las marcas de género dentro de las herramientas válidas que permite el idioma castellano.
En España, por ejemplo, legisladores de Unidas Podemos usan el lenguaje inclusivo en sus exposiciones públicas. En México, por su parte, la administración de Andrés Manuel López Obrador dispuso que los documentos públicos sean escritos en lenguaje no sexista. Otro ejemplo es Venezuela, que en 1999 incluyó el desdoblamiento en femenino y masculino en su nueva Constitución.
En Chile, a partir de 2016, los ministerios de Cultura, de la Mujer y de Educación han elaborado manuales para evitar el uso de lenguaje sexista. Algo similar pasa en Colombia, más precisamente en su capital Bogotá, donde una legislación establece que las comunicaciones oficiales deben redactarse usando el lenguaje no sexista.