Caso Carrasco: el asesinato del conscripto que terminó con el servicio militar

El descubrimiento del cuerpo del joven conscripto Omar Carrasco, en el predio de una unidad del Ejército en Zapala, Neuquén, el 6 de abril de 1994, causó una enorme conmoción social. El asesinato impactó en el gobierno de Carlos Menem, que meses después anunció el fin del servicio militar obligatorio.

El caso Carrasco

Carrasco, quien había sido reclutado en el Grupo 161 de Artillería tres días antes proveniente de Cutral Có, fue reportado como desaparecido y desertor. Dos semanas más tarde, sus padres fueron informados de la situación cuando el soldado no llegó a casa en su primer día libre. A dos semanas de su ingreso en el Ejército, Sebastiana y Francisco Carrasco denunciaron la desaparición de su hijo, que apareció 15 días después de empezada la búsqueda.

La pericia indicó que el cuerpo del joven de 19 años estaba a la intemperie, a unos 700 metros del cuartel. Además, tenía el torso desnudo, un ojo destrozado y varias costillas rotas. Los peritajes indicaron que una vez muerto, Carrasco había sido trasladado a un lugar húmedo y oscuro, lo que explicaba su estado de momificación. Esto también indicó que el cuerpo había sido "plantado" en el lugar que fue encontrado. 

El juez Rubén Caro, quien más tarde enfrentó un pedido de juicio político por su actuación en el caso, dirigió la investigación hacia un "baile" con varios castigos físicos que Carrasco había recibido en los primeros días de instrucción. La investigación arrojó que los responsables fueron los conscriptos Cristian Suárez y Víctor Salazar, quienes habían recibido órdenes del subteniente Ignacio Canevaro.

Los condenados

Después de un año y medio de proceso judicial, Canevaro fue condenado a 15 años de prisión, mientras que Suárez y Salazar recibieron penas de 10 años. El sargento Carlos Sánchez fue condenado a tres años por encubrimiento. Posteriormente, se abrió un segundo proceso conocido como el caso Carrasco II, que investigó las circunstancias que rodearon la muerte de Carrasco en la unidad militar de Zapala.

En esta investigación, se determinó que Carrasco había sobrevivido entre 48 y 60 horas después de la golpiza que recibió. Los informes indicaron que, debido a una mala atención médica, sufrió una hemorragia interna y una lesión pulmonar que finalmente causó su muerte. Sin embargo, estas conclusiones no fueron consideradas en el juicio por encubrimiento, y la causa prescribió 11 años después del crimen.

Estas circunstancias llevaron al presidente Carlos Menem a abolir el servicio militar y reemplazarlo por un sistema de reclutamiento voluntario y rentado, que sigue en vigencia actualmente.