Crisis financiera en EE.UU: el colapso de Silicon Valley Bank y su impacto en los mercados mundiales

La caída del Silicon Valley Bank estadounidense genera incertidumbre por una posible crisis financiera mundial. Cómo se originó y qué similitudes hay con el escenario de 2008.

La quiebra del banco comercial Silicon Valley Bank (SBK) desató una nueva crisis financiera en Estados Unidos (EE.UU), por lo que se temen posibles colapsos de otras entidades la economía de ese país y el mundo.

La caída del SBK generó una respuesta inmediata del gobierno estadounidense. Tanto el presidente, Joe Biden, como autoridades de la Reserva Federal y el Tesoro anunciaron que "garantizarán los depósitos de los estadounidenses", es decir, evitarán que los depositantes no tengan acceso a su dinero.

Así y todo, el impacto de este problema sobre el mercado financiero se percibe como la mayor crisis desde la quiebra del sector inmobiliario en 2008, que desembocó en una caída de la Economía a nivel mundial.

Por eso, los indicios de tensión en otros bancos importantes y la caída de acciones y operaciones en mercados dentro y fuera de EE.UU despertaron las alarmas por una posible crisis bancaria global.

El SBK, las empresas tecnológicas y la Reserva Federal

Desde su fundación en California en 1983, el SBK fue clave para la financiación y el crecimiento de empresas estadounidenses de tecnología. Hasta el momento de su intervención, era el decimosexto banco de EE.UU y operaba en Canadá, Europa y Asia.

Entre fines de 2019 y marzo de 2022, los activos del banco (préstamos y otros instrumentos de financiación) pasaron de 71.000 millones de dólares a un máximo de 220.000 millones, es decir, se triplicaron. En el mismo periodo, los 62.000 millones que había en depósitos crecieron a 198.000 millones durante ese período.

Como muchos otros bancos, el SBV había invertido en bonos del Tesoro de EE.UU cuando estos ofrecían tasas de interés cercanas a cero. Cuando la Reserva Federal aumentó las tasas de interés como medida contra la inflación, los precios de los bonos cayeron, lo cual disminuyó el valor de los adquiridos por el SBV.

El ajuste de la Reserva Federal también afectó a las empresas tecnológicas: en vez de recurrir a préstamos mucho más caros para financiarse, les fue conveniente destinar efectivo al pago de deuda. A esto se sumó que el SBV anunció la venta de activos con pérdidas para arreglar sus finanzas.

En este marco, los clientes acudieron en masa a retirar su depósitos del SBV en un periodo de 48 horas. Ante la imposibilidad de hacer frente a todas las extracciones, las acciones del banco se desplomaron. Acto seguido, se ordenó la intervención estatal a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) para liquidar a los ahorristas y acreedores.

Consecuencias para Argentina y el mundo

Si bien las consecuencias finales de la nueva crisis financiera no se conocen aún, la experiencia del 2008 es una referencia para conocer cómo reaccionan variables importantes.

A diferencia de la quiebra anterior, la actual no se produce por el colapso de un banco líder y, por lo tanto, tendría menor incidencia en el sistema financiero. Otra contraste es que en 2008 el gobierno estadounidense no respondió por los depositantes, como sí sucedió ahora.

Asimismo, la posición de Biden ante el escenario actual no indica que el Estado vaya a llevar adelante un rescate a las instituciones financieras a costa de los contribuyentes, como sí pasó en 2008. Sí podría ocurrir que las próximas subas de las tasas de interés sean menores o nulas, como medida inhibitoria.

En este contexto de crisis, los fondos de inversión se inclinarían a activos seguros, lo cual derrumba las acciones y perjudica a empresas de países emergentes, como Argentina. Sin embargo, la reducción del costo de acceso a bonos en el Tesoro estadounidense impulsaría los activos locales.