La confianza del consumidor volvió a caer en septiembre y refleja el malestar social y económico

Aunque la baja fue leve —apenas 0,33% respecto de agosto— la caída acumulada desde diciembre de 2024 trepa al 13,5%, un dato que ilustra la fragilidad del ánimo social en medio de la incertidumbre política y económica.

En agosto, el derrumbe había sido mucho más profundo, con un desplome del 13,9% que llevó el indicador a niveles mínimos en varios meses. Ese shock todavía resuena en las expectativas de los hogares, que alternan entre cierta cautela y picos de pesimismo frente a la inflación, el acceso al crédito y las tensiones cambiarias.

La encuesta, realizada por el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la UTDT junto con Poliarquía Consultores, mostró un contraste llamativo: mientras las expectativas a futuro crecieron 6,59%, la percepción de las condiciones presentes cayó 9,83%.

El rubro más golpeado fue la predisposición a la compra de bienes durables, que retrocedió 14,87%. Dentro de este subíndice, la intención de comprar casas y autos cayó 21%, y la de adquirir electrodomésticos, un 10,7%. Pese a eso, en comparación interanual todavía se ubica un 17,3% por encima del mismo mes de 2024, lo que revela que la base de comparación era muy baja.

La “situación personal” de los encuestados mejoró 3,17% en septiembre, mientras que la percepción de la “situación macroeconómica” subió 7,41%. Sin embargo, contra septiembre de 2024, el panorama sigue siendo débil: la visión personal prácticamente no cambió (-0,36%) y la percepción sobre la economía general está 3,34% por debajo.

La foto no fue homogénea en todo el país. En la Ciudad de Buenos Aires, la confianza de los consumidores creció un notable 9,58% intermensual, mientras que en el Gran Buenos Aires se redujo 0,84% y en el Interior la baja fue aún más marcada, con un 3,73%.

La comparación interanual muestra otra brecha: CABA avanzó 4,74% frente a 2024, el Interior 7,07%, pero el GBA quedó casi 2% por debajo. Estos contrastes confirman que la inflación, el empleo y las restricciones al crédito golpean distinto según la región.

El informe también reveló que los hogares de menores ingresos mostraron en septiembre un aumento del 6,65% en la confianza, ubicándose más de 10% por encima de un año atrás. En cambio, en los sectores de ingresos altos la confianza cayó 5,2% respecto de agosto y quedó 4% por debajo de septiembre de 2024.

Un mes antes, la situación había sido la inversa: los más pobres registraron un derrumbe del 18,3% y los más ricos, una baja del 10,2%. Esta disparidad refleja que las percepciones sociales no evolucionan de manera lineal, sino que están atravesadas por shocks puntuales en la inflación, el dólar y las políticas económicas.

El deterioro del indicador está directamente relacionado con un contexto en el que la suba del dólar y el encarecimiento del crédito presionan sobre las expectativas. El salto de agosto fue la caída mensual más pronunciada desde diciembre de 2023 y marcó un quiebre después de ocho meses consecutivos de subas interanuales.

En los primeros 20 meses de la gestión de Javier Milei, el ICC apenas logró crecer 0,3%. El subíndice de situación personal retrocedió 3%, la percepción sobre la economía general cayó 24,3% y solo la expectativa de compra de bienes durables mostró un repunte fuerte (+90,9%), aunque desde valores históricamente bajos.

Con el dólar moviéndose en torno a los $1.500 y el riesgo país superando los 1.400 puntos, el consumo de los hogares se encuentra condicionado. La UTDT advierte que la confianza seguirá atada a la evolución del mercado cambiario, la inflación y la posibilidad de acceder al crédito.

El índice confirma lo que ya se siente en la calle: la cautela domina al consumidor argentino, que duda antes de gastar y solo piensa en invertir en bienes durables si percibe que el futuro será más estable.