Los expertos en salud mental afirman que la depresión aumentó por el escenario que planteó el COVID-19. El psiquiatra y psicoanalista Pedro Horvat desarrolló esta afirmación; explicó que una de las principales funciones de la consciencia es poder prever el futuro en el lapso inmediato o en el mediano plazo, y “si hay algo que no podemos hacer desde hace un año es prever el futuro. Eso genera un estado permanente de ansiedad y atenta contra la autoestima”, dice en IP Noticias a Giselle Zigante.
“Todos estamos perdiendo algo: proyectos, trabajos, eventos, familiares, incluso nuestros vínculos, porque los tuvimos que acomodar al encierro. La pandemia puso en relieve las fragilidades de cada situación”.
La depresión es una enfermedad de la autoestima y el deseo, y cuando se afectan de forma crónica, la gente tiende a deprimirse. “Pasar de la sensación depresiva al cuadro patológico depende de la personalidad de base”, asegura.
Horvat analizó las secuelas de la pandemia y a cada rango etario en relación a la depresión (desde niños hasta adultos mayores).
Concluyó: “A pesar de todo, la pandemia dejó a los hijos la experiencia de que son capaces de cuidar a los padres, y esa es una experiencia muy valiosa”.