Un día como hoy, hace 113 años, nació Salvador Allende, líder del Partido Socialista de Chile y ex presidente del país trasandino. Reconocido como una de las figuras más relevantes de la política latinoamericana del Siglo XX, supo llevar adelante una política revolucionaria por los más necesitados que terminó en tragedia. Nacido el 26 de junio de 1908, creció en una familia de políticos; su abuelo era dirigente del Partido Radical y su padre, Salvador Allende Castro, continuó los mismos pasos como activo militante. La casa de “Chichito”, como lo había apodado su niñera, era un hormiguero de ideas revolucionarias sobre cómo hacer una sociedad más justa y equilibrada.
Ya de adolescente, estudió medicina en la Universidad de Chile, hasta recibirse de médico cirujano en 1933. Mientras tanto, debatía sobre las ideas marxistas que lo nutrieron en los pasillos de la facultad, frente a la dictadura del militar. En aquel contexto de un Chile dividido entre las ideas revolucionarias y la derecha represiva, Allende optó por fundar el Partido Socialista Chileno, en 1933. Su constante y apasionada participación en el campo social lo convirtieron rápidamente en un referente de la izquierda trasandina. +
“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción, hasta biológica”, es una de sus frases más recordadas que sintetiza aquella postura de lucha. Fundador del “nuevo socialismo chileno”, sus ideas fueron rechazadas de plano por los conservadores de la oligarquía local, que lo consideraron un enemigo desde el primer momento. Contra esa resistencia tuvo que pelear toda su vida, hasta que en 1970 logró ser el primer presidente marxista de una república democrática, luego de tres intentos fallidos (1952, 1958 y 1964). “Nuestra herencia es una sociedad frustrada en sus aspiraciones más hondas de desarrollo autónomo. Una sociedad dividida en que se niega a la mayoría de las familias, los derechos fundamentales al trabajo, educación, salud, recreación y hasta la misma esperanza de un futuro mejor”, dijo en su recordado primer discurso presidencial.
Los poderosos enemigos de Allende continuaron conspirando para derrocar su modelo. Así, el 11 de septiembre de 1973, las tres ramas de las Fuerzas Armadas chilenas y el cuerpo de Carabineros pusieron fin a su gobierno constitucional mediante un golpe de Estado. El Palacio de La Moneda de Santiago, fue atacado en una operación conjunta por tanques, aviones y soldados. La historia oficial dice que Salvador Allende, acorralado en su despacho, se suicidó como último acto de resistencia. Otros afirman que fue asesinado por los golpistas. “Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino”, es otra de sus palabras que lo recuerdan como un luchador incansable por las causas justas.