A 40 años del retorno de la democracia: el rearmado de un país luego de la Dictadura

El 30 de octubre de 1983, más de 15 millones de argentinos fueron a las urnas luego de siete años de represión militar y desmoronamiento económico.

Cerca del 85% del voto popular dijo "Nunca más" a los gobiernos de facto y eligió a Raúl Ricardo Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, como Presidente. Así se inauguró el periodo democrático más largo de la historia argentina.

En ese contexto de recuperación social e institucional, el 10 de diciembre de 1983 una multitud acompañó al mandatario electo desde el Congreso -allí habló ante la Asamblea Legislativa- hasta la Casa Rosada, donde el presidente de facto Reynaldo Bignone le entregó los atributos del mando.

Luego, desde los balcones del Cabildo, el primer mandatario pronunció un discurso ante una concurrencia masiva, mientras que muchos argentinos escuchaban por radio o seguían los acontecimientos por televisión.

En el video, un informe con análisis histórico y reflexión ciudadana sobre la importancia de la vida democrática.

¿Quién fue Raúl Alfonsín?

Conocido como "Padre de la Democracia Moderna Argentina", Raúl Alfonsín fue una de las figuras centrales en la vuelta y mantenimiento de las instituciones democráticas del país.

En su mandato presidencial, desde1983 hasta 1989, se encargó de afianzar las instituciones y pactar con los diferentes actores sociales en el complejo entramado de una democracia naciente.

Alfonsín es recordado por ciertos momentos bisagra en la conformación de la Argentina moderna. Uno de ellos fue el aval e impulso para que se realizara el Juicio a las Juntas (1985), que juzgó y condenó a las cúpulas militares por el genocidio cometido durante la última dictadura cívico militar.

Su postura moderada pero firme supo llevar los destinos del país frente a las presiones internas de los militares y la complicada situación económica, propiciada por una deuda externa sin precedentes.

Esto provocó un período inflacionario creciente que bajó su popularidad y obligó a entregar el poder cinco meses antes de la finalización de su mandato, el 8 de julio de 1989. 

La vuelta de la política

El gobierno alfonsinista reivindicó el diálogo entre los distintos sectores políticos para el sostenimiento de la democracia recién ganada. En un contexto de posguerra de Malvinas (1982), crisis económica y reordenamiento social, Alfonsín eligió escuchar todas las campanas para lograr consensos.

La consolidación del sistema político estuvo dada por el accionar conjunto de los partidos políticos y sindicatos que en principio apoyaron las medidas alfonsinistas. Más tarde llegarían las diferencias sobre cómo resolver un contexto de inflación que llegó a convertirse en hiperinflación, en 1989. 

Las principales fuerzas confrontaron en el Congreso, donde vetaron mutuamente varias propuestas. La UCR tenía mayoría en Diputados y el PJ en Senadores, por lo que fue complejo llegar a acuerdos conjuntos. 

Claros y oscuros del gobierno de Raúl Alfonsín

El período de concordia entre las fuerzas sociales se quebró con la Ley de Punto Final, en 1986, que establecía el perdón contra los acusados de haber ordenado las torturas y desapariciones personas durante los años de la dictadura. 

Las heridas del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional salieron a la luz nuevamente, cuando gran parte de la sociedad reprobó la Ley de Obediencia Debida, en 1987, que otorgaba perdones a militares de menor rango durante el genocidio de la dictadura.

La reputación ganada por Alfonsín por los Juicios a las Juntas cayó en picada en lo que fue una idea fallida por unificar sectores de la sociedad.