Cuando el jazz lloró a Ella Fitzgerald
Una voz que hipnotiza bajo el ritmo del jazz, eso era Ella Fitzgerald, la cantante afrodescendiente apodada como “primera dama” o “reina” que revolucionó un género musical que por aquel entonces parecía haberse estancado. Falleció un 15 de junio de 1996, pero dejó un legado de representación en el arte.
Aun así, su historia no fue siempre fácil. Fitzgerald tenía un trasfondo complicado: mientras lidiaba en su hogar con un padre abusivo, la artista comenzó a trabajar como guardia en un burdel de Harlem. Esto hizo que fuera separada de su familia por servicios sociales y luego tuvo un paso por el reformatorio.
Poco después de su debut en el Teatro Apollo, donde todo el mundo quedó atónito ante su versión de la canción “Judy”, Fitzgerald conoció a Chick Webb, un icónico músico de jazz de la época. Su adaptación de la canción infantil “A-Tisket, A-Tasket" fue la que la lanzó al estrellato. Pero eso significaba una cosa muy distinta en la época de la segregación: Ella solo cantaba en circuitos de "música negra", pequeños bares y casas de jazz que permitían a los intérpretes de color presentarse.
Fue en uno de estos "antros del jazz" que la escuchó Marilyn Monroe, que quedó absolutamente obsesionada con su voz. "Fue gracias a ella que comencé a tocar en el Mocambo, un boliche muy popular de los '50. Ella llamó personalmente al dueño y le dijo que quería que fuera contratada de inmediato. Si lo hacía, ella se sentaría en la mesa de adelante todas las noches", contó Fitzgerald en una entrevista en 1972.
La cantante pasó a ser una sensación internacional y se convirtió en la primera mujer afroamericana en ganar un Grammy en 1958. De hecho, esa edición de los premios la condecoró con los premios por Mejor Performance de Jazz y Mejor Voz Femenina. Trabajó en una película de Abbot y Costello e inclusive realizó una canción para Dr. Martin Luther King Jr.
En sus últimos años, la cantante sufrió numerosos problemas de salud que la llevaron a retirarse en 1991 a los 74 años. Unos cinco años después y luego de haber sufrido varias complicaciones por su diabetes, falleció en su casa de Beverly Hills. Sin embargo, la voz de Ella Fitzgerald jamás fue acallada: su nombre es sinónimo de jazz y su estilo vocal es uno de los más icónicos que tiene la historia de la música universal.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
Una voz que hipnotiza bajo el ritmo del jazz, eso era Ella Fitzgerald, la cantante afrodescendiente apodada como “primera dama” o “reina” que revolucionó un género musical que por aquel entonces parecía haberse estancado. Falleció un 15 de junio de 1996, pero dejó un legado de representación en el arte.
Aun así, su historia no fue siempre fácil. Fitzgerald tenía un trasfondo complicado: mientras lidiaba en su hogar con un padre abusivo, la artista comenzó a trabajar como guardia en un burdel de Harlem. Esto hizo que fuera separada de su familia por servicios sociales y luego tuvo un paso por el reformatorio.
Poco después de su debut en el Teatro Apollo, donde todo el mundo quedó atónito ante su versión de la canción “Judy”, Fitzgerald conoció a Chick Webb, un icónico músico de jazz de la época. Su adaptación de la canción infantil “A-Tisket, A-Tasket" fue la que la lanzó al estrellato. Pero eso significaba una cosa muy distinta en la época de la segregación: Ella solo cantaba en circuitos de "música negra", pequeños bares y casas de jazz que permitían a los intérpretes de color presentarse.
Fue en uno de estos "antros del jazz" que la escuchó Marilyn Monroe, que quedó absolutamente obsesionada con su voz. "Fue gracias a ella que comencé a tocar en el Mocambo, un boliche muy popular de los '50. Ella llamó personalmente al dueño y le dijo que quería que fuera contratada de inmediato. Si lo hacía, ella se sentaría en la mesa de adelante todas las noches", contó Fitzgerald en una entrevista en 1972.
La cantante pasó a ser una sensación internacional y se convirtió en la primera mujer afroamericana en ganar un Grammy en 1958. De hecho, esa edición de los premios la condecoró con los premios por Mejor Performance de Jazz y Mejor Voz Femenina. Trabajó en una película de Abbot y Costello e inclusive realizó una canción para Dr. Martin Luther King Jr.
En sus últimos años, la cantante sufrió numerosos problemas de salud que la llevaron a retirarse en 1991 a los 74 años. Unos cinco años después y luego de haber sufrido varias complicaciones por su diabetes, falleció en su casa de Beverly Hills. Sin embargo, la voz de Ella Fitzgerald jamás fue acallada: su nombre es sinónimo de jazz y su estilo vocal es uno de los más icónicos que tiene la historia de la música universal.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
Miles Davis: el artista que cambió la música
Lírico, rupturista, poético y cool: todas esas características fueron atribuidas a Miles Dewey Davis III, más conocido como Miles Davis. Desde su nacimiento en Alton, Illinois, el 26 de mayo de 1926, hace 95 años, fue construyendo un mito de la música y el jazz moderno. El trompetista y compositor norteamericano encontró su reconocimiento a la par de figuras como Duke Ellington, John Coltrane, Charlie Parker y Lous Armstrong. Su impronta de vanguardia enfrascada en distintos estilos musicales como el bebop, el vanguardismo y el jazzbop, lo referencian como un intérprete singular e indiscutido.
“Cuando creas en tí, ni el cielo será tu límite”, era una de sus frases más recordadas y una de las que aplicó en toda su carrera musical, plasmada en la libertad de sus composiciones. El sonido intimista y suave que lograba improvisar en su trompeta, lo llevó a tocar desde muy joven en clubes nocturnos de Nueva York. En 1947 grabó junto al saxofonista Charlie Parker del que fue amigo hasta sus últimos días. Incorporó agrupaciones con saxos altos, barítonos, tubas y trompetas, incursionando de manera nunca vista en los grupos de jazz de los años ´50. Esto le valió la admiración de varios colegas como Gerry Mulligan, Kenny Clarke y Lee Konitz.
Sus primeros discos, Young man with a horn (1952), Blue period (1953) y Porgy and Bess (1958), fueron algunos de los pilares de una carrera basada en la melancolía y el aplauso. A fines de los años ´60, comenzó a experimentar en el jazz fusion, con la producción del reconocido compositor Teo Macero, con títulos como Nefertiti o In a silent way acercándose cada vez más al rock. Este género también lo recibe con los brazos abiertos, grabando con artistas que Davis se encarga de descubrir, como el bajista de los Rolling Stones, Darryl Jones o el saxofonista Kenny Garret.
La mezcla de estilos continuó en sus últimos años de vida, grabando temas de Michael Jackson y Cindy Lauper. Falleció el 28 de septiembre de 1991, a los 65 años, en Los Ángeles. “Sé lo que he hecho por la música, pero no me llaman "leyenda". Simplemente me llaman Miles Davis”, declaró en una de sus entrevistas. Así será recordado siempre.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
Lírico, rupturista, poético y cool: todas esas características fueron atribuidas a Miles Dewey Davis III, más conocido como Miles Davis. Desde su nacimiento en Alton, Illinois, el 26 de mayo de 1926, hace 95 años, fue construyendo un mito de la música y el jazz moderno. El trompetista y compositor norteamericano encontró su reconocimiento a la par de figuras como Duke Ellington, John Coltrane, Charlie Parker y Lous Armstrong. Su impronta de vanguardia enfrascada en distintos estilos musicales como el bebop, el vanguardismo y el jazzbop, lo referencian como un intérprete singular e indiscutido.
“Cuando creas en tí, ni el cielo será tu límite”, era una de sus frases más recordadas y una de las que aplicó en toda su carrera musical, plasmada en la libertad de sus composiciones. El sonido intimista y suave que lograba improvisar en su trompeta, lo llevó a tocar desde muy joven en clubes nocturnos de Nueva York. En 1947 grabó junto al saxofonista Charlie Parker del que fue amigo hasta sus últimos días. Incorporó agrupaciones con saxos altos, barítonos, tubas y trompetas, incursionando de manera nunca vista en los grupos de jazz de los años ´50. Esto le valió la admiración de varios colegas como Gerry Mulligan, Kenny Clarke y Lee Konitz.
Sus primeros discos, Young man with a horn (1952), Blue period (1953) y Porgy and Bess (1958), fueron algunos de los pilares de una carrera basada en la melancolía y el aplauso. A fines de los años ´60, comenzó a experimentar en el jazz fusion, con la producción del reconocido compositor Teo Macero, con títulos como Nefertiti o In a silent way acercándose cada vez más al rock. Este género también lo recibe con los brazos abiertos, grabando con artistas que Davis se encarga de descubrir, como el bajista de los Rolling Stones, Darryl Jones o el saxofonista Kenny Garret.
La mezcla de estilos continuó en sus últimos años de vida, grabando temas de Michael Jackson y Cindy Lauper. Falleció el 28 de septiembre de 1991, a los 65 años, en Los Ángeles. “Sé lo que he hecho por la música, pero no me llaman "leyenda". Simplemente me llaman Miles Davis”, declaró en una de sus entrevistas. Así será recordado siempre.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
A 23 años del adiós a Frank Sinatra, "La Voz"
El 14 de mayo de 1998 moría a los 82 años, Frank Sinatra, uno de los cantantes más populares y reconocidos del mundo. Considerado como uno de los artistas imprescindibles de la cultura del Siglo XX, Francis Albert Sinatra, también se destacó como actor. Nacido el 12 de diciembre de 1915 en Nueva Jersey, empezó a desarrollar sus dotes artísticas a los diez años, cantando en la taberna de su padre.
Destacado por su gran porte y tono de voz único, entre intimista y potente, se popularizó al interpretar clásicos de colegas que admiraba como Bing Crosby, Sammy Cahn y Cole Porter. Frank desarrolló de manera innata el oído absoluto, la capacidad de comprender las notas casi sin pensarlas, igual que Freddie Mercury, Michael Jackson y Wolfang Amadeus Mozart.
Apodado La Voz, dentro de su vasta trayectoria se encuentran temas inmortales como Fly me to the moon, That´s life o My way. También demostró su versatilidad artística en el plano de la actuación, al ganar un Oscar a Mejor actor de reparto en 1953, por su papel en el drama De aquí a la eternidad.
"No escondas tus cicatrices; te hacen ser quién eres", es una de sus frases más recordadas en las que se refleja su necesidad de ser auténtico frente a las complejidades de la vida. Su legado musical es recordado por esa autenticidad tan única y brillante.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
El 14 de mayo de 1998 moría a los 82 años, Frank Sinatra, uno de los cantantes más populares y reconocidos del mundo. Considerado como uno de los artistas imprescindibles de la cultura del Siglo XX, Francis Albert Sinatra, también se destacó como actor. Nacido el 12 de diciembre de 1915 en Nueva Jersey, empezó a desarrollar sus dotes artísticas a los diez años, cantando en la taberna de su padre.
Destacado por su gran porte y tono de voz único, entre intimista y potente, se popularizó al interpretar clásicos de colegas que admiraba como Bing Crosby, Sammy Cahn y Cole Porter. Frank desarrolló de manera innata el oído absoluto, la capacidad de comprender las notas casi sin pensarlas, igual que Freddie Mercury, Michael Jackson y Wolfang Amadeus Mozart.
Apodado La Voz, dentro de su vasta trayectoria se encuentran temas inmortales como Fly me to the moon, That´s life o My way. También demostró su versatilidad artística en el plano de la actuación, al ganar un Oscar a Mejor actor de reparto en 1953, por su papel en el drama De aquí a la eternidad.
"No escondas tus cicatrices; te hacen ser quién eres", es una de sus frases más recordadas en las que se refleja su necesidad de ser auténtico frente a las complejidades de la vida. Su legado musical es recordado por esa autenticidad tan única y brillante.
Gente que nos hace bien es una sección presentada por Maximiliano Legnani en Somos PM, que se emite por la pantalla de IP de lunes a viernes de 14 a 17, junto a Pía Slapka y Ana Sicilia.
El día en que partió Chet Baker, un ángel triste del jazz
Chesney Henry Baker Jr. nació en Yale, Oklahoma, el 23 de diciembre de 1929. Es reconocido como uno de los artistas del jazz más representativos de la historia. Apodado como el James Dean del jazz por su buen porte, Chet Baker fue un talento innato. Su aventura terminó el 13 de mayo de 1988, a los 58 años. Baker cayó semi inconsciente bajo los efectos de las drogas por la ventana de un hotel, en Ámsterdam.
Trompetista y cantante, el músico estadounidense inició sus interpretaciones de manera autodidacta. Sus melodías nostálgicas derivadas del estilo West Coast de los años '50, hicieron que la crítica lo ubicara en el olimpo de la música improvisada junto a Gerry Mulligan, Charlie Parker y Miles Davis. Su elegancia e intimidad interpretativa lo llevaron de inmediato a tocar con las agrupaciones de Mulligan y Parker. En 1953 el productor musical Dick Bock lo escuchó cantando en un club nocturno y le propuso grabar un disco con su voz. Baker aceptó y el experimento fue un éxito. A partir de ese momento, Baker empezó a cantar en sus discos, con una voz nostálgica e inconfundible que le abrió nuevos públicos en Europa y Estados Unidos.
También conocido como El Elvis blanco del jazz, vivió sus años de gloria y reconocimiento agobiado por la heroína. En los años ´60 vivió en Europa, alternando giras en Francia, Alemania, Holanda y España.
Fue Dizzy Gillespie, su colega y amigo, que logró ayudarlo a controlar su adicción, con dosis de metadona. En 1973, cuando parecía que su carrera había terminado, Baker regresó a los escenarios. La primera actuación la realizó en un club nocturno de Nueva York y la otra durante un concierto de Gerry Mulligan en el Carnegie Hall, en 1974. Considerado un nómada del jazz y de la vida, pasó el resto de su vida viajando, tocando y enfrentando sus fantasmas de adicciones y maltrato a las mujeres con las que salía. Será recordado por la nostalgia en cada una de sus notas, en sintonía con su propia vida.
Chesney Henry Baker Jr. nació en Yale, Oklahoma, el 23 de diciembre de 1929. Es reconocido como uno de los artistas del jazz más representativos de la historia. Apodado como el James Dean del jazz por su buen porte, Chet Baker fue un talento innato. Su aventura terminó el 13 de mayo de 1988, a los 58 años. Baker cayó semi inconsciente bajo los efectos de las drogas por la ventana de un hotel, en Ámsterdam.
Trompetista y cantante, el músico estadounidense inició sus interpretaciones de manera autodidacta. Sus melodías nostálgicas derivadas del estilo West Coast de los años '50, hicieron que la crítica lo ubicara en el olimpo de la música improvisada junto a Gerry Mulligan, Charlie Parker y Miles Davis. Su elegancia e intimidad interpretativa lo llevaron de inmediato a tocar con las agrupaciones de Mulligan y Parker. En 1953 el productor musical Dick Bock lo escuchó cantando en un club nocturno y le propuso grabar un disco con su voz. Baker aceptó y el experimento fue un éxito. A partir de ese momento, Baker empezó a cantar en sus discos, con una voz nostálgica e inconfundible que le abrió nuevos públicos en Europa y Estados Unidos.
También conocido como El Elvis blanco del jazz, vivió sus años de gloria y reconocimiento agobiado por la heroína. En los años ´60 vivió en Europa, alternando giras en Francia, Alemania, Holanda y España.
Fue Dizzy Gillespie, su colega y amigo, que logró ayudarlo a controlar su adicción, con dosis de metadona. En 1973, cuando parecía que su carrera había terminado, Baker regresó a los escenarios. La primera actuación la realizó en un club nocturno de Nueva York y la otra durante un concierto de Gerry Mulligan en el Carnegie Hall, en 1974. Considerado un nómada del jazz y de la vida, pasó el resto de su vida viajando, tocando y enfrentando sus fantasmas de adicciones y maltrato a las mujeres con las que salía. Será recordado por la nostalgia en cada una de sus notas, en sintonía con su propia vida.