Hallaron restos humanos en La Perla, el ex campo de detención clandestina

La justicia federal de Córdoba anunció un hallazgo crucial en el predio donde funcionó el centro clandestino de detención La Perla, entre 1976 y 1978. En la primera semana de trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en la zona, se encontraron restos humanos, lo que generó grandes expectativas entre los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado que habían estado promoviendo la búsqueda.

El juez federal Hugo Vaca Narvaja ofreció detalles sobre el hallazgo en una conferencia de prensa, indicando que se habían encontrado huesos. Estos serán analizados por el EAAF para determinar si es posible extraer ADN y, en caso afirmativo, identificar a las víctimas de la dictadura. Aunque los primeros pasos del proceso ya comenzaron, los expertos señalaron que los análisis podrían llevar varios meses.

El campo de concentración de La Perla, activado el 24 de marzo de 1976, operaba en terrenos del Tercer Cuerpo de Ejército, a la vera de la Ruta 20, que conecta Córdoba con Villa Carlos Paz. Durante su funcionamiento, entre 2000 y 2500 personas pasaron por el predio, la mayoría de las cuales siguen desaparecidas, según el Archivo Provincial de la Memoria.

A lo largo de distintas investigaciones, la justicia federal confirmó que La Perla operaba bajo el mando del Destacamento de Inteligencia 141 de Córdoba. Durante ese período, muchas personas secuestradas fueron sometidas a torturas y asesinadas. Otros, en cambio, fueron trasladados a otros sitios de fusilamiento, un eufemismo que los represores usaban para referirse al proceso de exterminio.

En 1979, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó el país, los militares intentaron borrar las huellas de sus crímenes. Según declaraciones del represor Guillermo Bruno Laborda, en ese momento se llevó a cabo un operativo de “limpieza” para retirar los cuerpos de las víctimas. Una imagen aérea reciente de julio de 1979 permitió confirmar movimientos de tierra en la zona, lo que proporcionó una pista clave para avanzar en la investigación que llevaba casi 20 años.

El predio de La Perla abarca unas 14 mil hectáreas, lo que hace que su abordaje sea particularmente complejo. Sin embargo, gracias a los testimonios de sobrevivientes y represores, así como a la imagen aérea, los investigadores han podido acotar el área de búsqueda, concentrándose en una zona específica. Los trabajos de prospección y excavación, que comenzaron el martes pasado, abarcarán una fracción de esas hectáreas y continuarán hasta finales de noviembre.

El hallazgo de restos óseos se produjo en el quinto día de búsqueda, en una zona donde el terreno había sido alterado. Aunque por el momento no se puede confirmar si se trata de fosas comunes, expertos indicaron que el contexto sugiere que los restos podrían pertenecer a víctimas de la dictadura.

A pesar de que este proceso recién comienza, Miguel Ceballos, secretario del juzgado, se mostró optimista sobre el avance de la investigación. Según el funcionario, hasta el momento los resultados refuerzan la certeza de que están en el lugar correcto.

En 2014, cerca de La Perla, en los hornos de la estancia La Ochoa, se encontraron restos óseos de cuatro estudiantes universitarios secuestrados en 1975. Aunque para ese entonces, La Perla ya no funcionaba como campo de concentración, el hallazgo fue posible gracias al testimonio de un baqueano, lo que permitió avanzar en la identificación de víctimas. En esa causa, también intervino el juez Vaca Narvaja, quien destacó que, cuando una persona es reconocida, deja de ser un desaparecido. Un paso fundamental hacia el cierre de un proceso de dolor y búsqueda.

El fiscal Facundo Trotta hizo un llamado a la ciudadanía, instando a quienes posean información que pueda ayudar a esclarecer los hechos a que la compartan. Por su parte, el abogado Ramiro Fresneda, quien representa a varios querellantes, subrayó que la desaparición forzada es un delito continuado que no se da por terminado hasta que se encuentren los restos de las víctimas.

Entre los denunciantes se encuentra Sara “Coca” Luján, una mujer de 99 años que busca respuestas sobre su hijo Raúl Mateo Molina, asesinado en La Perla el mismo día de su secuestro. Fresneda también recordó a Graciela Geuna, sobreviviente del campo de concentración y esposa de un desaparecido, quien insiste en que no se puede construir una democracia sólida mientras haya cuerpos sin sepultar.