ACUERDO ENTRE TRUMP Y NETANYAHU PARA EL ALTO AL FUEGO EN GAZA

El conflicto en Gaza podría estar a punto de dar un giro significativo por la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que fue aceptada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Este plan, compuesto por 21 puntos, busca poner fin a las hostilidades y abrir el camino hacia un acuerdo político duradero. Según Trump, este es un momento “histórico” para la paz, pero ahora todo depende de la respuesta de Hamás.

Trump y Netanyahu se reunieron en la Casa Blanca para discutir este plan, que contempla un cese inmediato de las hostilidades, la liberación de los rehenes en un plazo de 72 horas y la retirada gradual de las tropas israelíes. En contrapartida, se propone la excarcelación de más de 1.000 prisioneros palestinos. La propuesta también contempla la desmilitarización de Gaza y su traspaso a un gobierno de transición formado por tecnócratas palestinos y expertos internacionales.

A pesar de la aparente apertura hacia la paz, la situación sigue siendo compleja. Netanyahu, en su discurso en la Asamblea General de la ONU, mostró un enfoque firme, rechazando cualquier tipo de reconocimiento de un Estado palestino. Además, dentro de su coalición, enfrenta presiones de la ultraderecha, como las del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, quien exige una presencia militar israelí continua en Gaza y se opone a cualquier acuerdo que implique una participación significativa de la Autoridad Nacional Palestina.

Las tensiones internas en Israel se entrelazan con las presiones internacionales. Países como Francia y Reino Unido ya han reconocido al Estado palestino, lo que ha generado críticas hacia la postura israelí. Al mismo tiempo, el gobierno de Netanyahu enfrenta una creciente presión interna para tomar medidas más contundentes, lo que lo coloca en una encrucijada política crucial.

Por otro lado, las familias de los rehenes secuestrados por Hamás esperan que la reunión en Washington resulte en una resolución rápida. La preocupación por la vida de los cautivos es alta, y muchas de estas familias esperan que Trump logre que Netanyahu cierre un acuerdo que permita su liberación sin más demoras.

A nivel regional, la situación es igualmente incierta. Qatar, uno de los países mediadores en este proceso, ha confirmado que Hamás ha recibido la propuesta y la está analizando detenidamente. Sin embargo, aún no hay una respuesta oficial por parte del grupo extremista, lo que deja en suspenso el futuro del acuerdo. Según Trump, el grupo tiene un plazo de “tres o cuatro días” para tomar una decisión, lo que añade una presión adicional al proceso.

Este plan de paz no es solo una cuestión bilateral entre Israel y Palestina. El respaldo de los países árabes y musulmanes, que también se han mostrado favorables a la iniciativa, podría jugar un papel fundamental en el éxito de la propuesta. La participación activa de actores internacionales, como la ONU, para garantizar el envío de ayuda humanitaria y asegurar la distribución en Gaza es parte esencial del acuerdo.

Sin embargo, el camino hacia la paz está lejos de ser sencillo. La postura de Netanyahu sobre la permanencia de las tropas israelíes en Gaza y su negativa a reconocer un Estado palestino siguen siendo barreras importantes para el avance del acuerdo. A pesar de la disposición para liberar rehenes y considerar una transición política en Gaza, las tensiones dentro del gobierno israelí y las diferencias con Hamás pueden dificultar cualquier avance significativo.

Mientras tanto, los analistas internacionales, como Eytan Gilboa, sugieren que Netanyahu enfrenta una de las decisiones más difíciles de su carrera política. Deberá elegir entre ceder a la presión internacional y el impulso de Trump o mantener su postura más radical frente a su coalición interna y la ultraderecha israelí.

Para que el acuerdo de paz prospere, la respuesta de Hamás será determinante.