Avanza la investigación por el triple crimen de Florencio Varela: tres prófugos en la mira
La investigación sobre el triple homicidio ocurrido en Florencio Varela avanza con paso firme, mientras tres sospechosos se mantienen prófugos. En los últimos días, más de 30 allanamientos han tenido lugar en busca de pistas que permitan esclarecer los asesinatos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez.
Marcelo Baños, abogado de las familias de las víctimas, señaló que las investigaciones apuntan a individuos cercanos a "Pequeño J", el conocido narcotraficante involucrado en el caso.
La trama toma un giro inquietante con la aparición de un nuevo sospechoso, conocido como “El Loco David”. Este hombre, presunto narcotraficante peruano, estaría vinculado con la logística posterior al crimen. Según los testimonios, habría contratado a un remisero para trasladar a “Pequeño J”, uno de los principales sospechosos, fuera de la escena del crimen tras los asesinatos.
El chofer, identificado como Víctor Sotacuro, declaró que fue amenazado y obligado a sacar a “Pequeño J” del lugar, quien estaba visiblemente embarrado. Este testimonio, clave para los investigadores, refuerza la hipótesis de que el crimen tiene una fuerte conexión con el narcotráfico, y que los hechos fueron planificados con antelación. Se investiga si el dinero entregado a Sotacuro provino de una organización narco.
La investigación dio otro paso importante con la declaración de una testigo que aportó nuevos detalles sobre las “fiestas privadas” donde operaban los implicados. La testigo aseguró que las víctimas fueron engañadas con promesas de eventos sociales en lugares como Burzaco, que son conocidos por estar relacionados con el tráfico de drogas. En estos eventos, “Pequeño J” y su entorno se movían con frecuencia.
Los fiscales ahora están enfocados en descubrir si hubo una venganza premeditada en contra de las jóvenes, como parte de una disputa interna en el mundo del narcotráfico. Las víctimas, según los testimonios, podrían haber sido elegidas como objetivo luego de que una de ellas filtrara información sobre una carga de cocaína perteneciente al grupo de “Pequeño J”.
Por otro lado, el caso sigue revelando detalles sorprendentes. Los investigadores aseguran que al menos cinco vehículos participaron en la operación, lo que demuestra una gran coordinación entre los implicados. Además, se sospecha que “Pequeño J” estuvo presente en la casa donde ocurrieron los crímenes, aunque no se tiene claro si tuvo contacto directo con las víctimas.
El papel de Matías Ozorio también es clave. Según la investigación, Ozorio ya se encontraba en la casa antes de la llegada de las jóvenes, lo que sugiere que el ataque fue premeditado.
En cuanto a las familias de las víctimas, su lucha por obtener justicia no cesa. A través de sus representantes legales, exigen que se identifique a todos los responsables: no solo a quienes apretaron el gatillo, sino también a los que orquestaron el crimen desde las sombras.
A medida que la causa se complica y toma nuevas ramificaciones, se espera que las próximas semanas arrojen más pistas. Los fiscales ya están analizando pruebas adicionales, como pericias telefónicas y cámaras de seguridad, para esclarecer el origen de los crímenes y las conexiones de los sospechosos con otras organizaciones delictivas.