El furor por la Selección Argentina en el Mundial de Qatar no se limita a los hinchas que nacieron en el país. El capitán Lionel Messi y el equipo generan identificación y apoyo en todas partes del mundo, pero hay un lugar en el que este amor se manifiesta especialmente. Se trata de Bangladesh, el país asiático ubicado al este de India.
Desde hace años, decenas de miles de indios y bangladeshíes salen a las calles a alentar y festejar triunfos de la albiceleste. El fanatismo se expresa hacia figuras históricas del fútbol argentino como Diego Maradona, Gabriel Batistuta y el propio Messi, entre otros, y responde a la emoción que genera el deporte.
Sin embargo, y a pesar de las diferencias geográficas y culturales, la conexión entre estos países y Argentina trasciende lo futbolístico.
Colonialismo británico en Bangladesh y Argentina
Como muchos otros territorios en la época, Bangladesh fue colonia británica desde 1857 hasta 1971, cuando logró su independencia. En 1943, hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de la región de Bengala sufrieron una ola de hambruna que provocó 3 millones de muertes.
La tragedia se originó con la explotación de los recursos de la zona por parte de Gran Bretaña, que, en ese contexto bélico, había limitado seriamente la producción de alimentos para la población. La inanición, malnutrición y enfermedades crecían mientras los locales intentaban saquear almacenes para conseguir comida.
Años después, el colonialismo británico se extendió a América del Sur, afectando tierra Argentina y desencadenando la guerra con la ocupación de las Islas Malvinas. El conflicto terminó con 649 argentinos muertos y la instalación de la bandera de Gran Bretaña en las islas del atlántico sur.
A cuatro años de finalizada la guerra, en el Mundial de México 1986, Argentina tomaría una revancha simbólica. Diego Maradona marcaría el mejor gol de todos los tiempos y el conocido como La Mano de Dios, para la victoria del equipo frente al seleccionado inglés, que quedó eliminado de la competencia.
El triunfo de la Selección resonó en el mundo como un desafío al poder de guerra británico, y llevó la figura de Maradona y Argentina a niveles de popularidad inéditos hasta entonces.