Ana Prada es de una generación que englobó todos los fenómenos latinoamericanos que hicieron de la música argentina-uruguaya una identidad específica. Criada bajo el yugo de la generación de los '70, Ana se aferró a su pasión por la música a pesar de tener que cumplir con las normas del status quo.
"Yo ya venía trabajando en la música, me había recibido de psicóloga...ya había cumplido con los mandatos familiares que había que estudiar y no jorobar con la guitarrita", cuenta la artista. Hasta entonces se había dedicado a las bambalinas del trabajo de los músicos, integrando coros para Rubén Rada y Jorge Drexler entre otros. Aunque ser corista no habilita a ampliar una carrera, es un sueldo seguro para aquellos que tienen el llamado de la música.
Pero Ana no se quedó ahí: "no es que comencé a componer de jovencita y tenía en claro lo que quería...nunca tuve claro nada", cuenta en el Café del Día. A los 30 lanzó su primer disco solista y las cosas comenzaron a alinearse en lo que hoy es una discografía de más de ocho ediciones de alcance internaciona .
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