El pasado 11 de enero se conoció un fallo de un juez que obligó, mediante una cautelar, al Sanatorio Otamendi a administrar el uso de dióxido de cloro mediante vía intravenosa a un paciente en estado grave de coronavirus. Lo hizo luego de que el neurocirujano del paciente recomendara esta opción aunque fue rechazado por las autoridades de la ANMAT y autoridades gubernamentales.
Por la noche del lunes, el paciente falleció aunque según el abogado de la familia del paciente, el deceso se debió a una infección intrahospitalaria.
Carlos Damin, jefe de toxicología del Hospital Fernández, dialogó en Imagen Positiva sobre el caso: "Llama mucho la atención que un juez crea que tiene el derecho de poder ordenar un tratamiento que no está aprobado en ninguna parte del mundo. El dióxido de cloro es noble como desinfectante de agua pero no está autorizado en ninguna parte del mundo nunca como medicamento para una enfermedad".
"Es inédito que la Justicia ordene un tratamiento no convencional, que no está aprobado por el Ministerio de Salud. Sí es frecuente que la Justicia intervenga en cuestiones de salud pero este caso es inédito porque indicaron un producto que no se compra en farmacias sino en ferreterías".