A diez años de la muerte de Ernesto Sábato, escritor, intelectual y relevante protagonista de la historia argentina
Hace diez años, el 30 de abril de 2011 moría el doctor en Física, pintor y escritor Ernesto Sabato, una de las figuras más importantes de la cultura argentina en el siglo XX. Le faltaban menos de dos meses para cumplir 100 años. Fue una mente prodigiosa que terminó con una prometedora carrera en el mundo de la ciencia y acabó convirtiéndose en escritor bestseller pero también, en uno de los intelectuales más lúcidos de América latina. En la historia argentina le cupo también un rol social y político fundamental como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) creada por el presidente Raúl Alfonsín, para encargarse de la investigación sobre los crímenes de la dictadura cívico-militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. Su imagen en Casa Rosada, entregando al presidente el informe final de la Comisión es una postal inolvidable de la Argentina contemporánea.
Fue autor de grandes y oscuras novelas como “El túnel”, “Sobre héroes y tumbas” y “Abaddón el exterminador”, que lo consagraron a nivel internacional como para recibir elogios de colegas como Albert Camus, Graham Greene y Thomas Mann nada menos. Con sus particularidades, cada uno de esos títulos patentaron un estilo de escritura amarga y obsesiva hasta el límite mismo de la locura. Así supo amalgamar una rica tradición novelística relacionada con la estética kafkiana (sobre todo en su particular “Informe sobre ciegos”) y también propia de la novela histórica e incluso con ciertos rasgos de realismo mágico. Todo eso estaba presente en sus textos, siempre profundos hasta el límite mismo del abismo existencial.
Nació el 24 de junio de 1911 en Rojas, cerca de Junín, en la provincia de Buenos Aires. Fue el décimo de los once hermanos. En 1929 ingresó en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata. Viajó a París en 1934 y allí permaneció hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La gravedad del momento le generó cierta crisis emocional y acto seguido dejó la ciencia por la literatura. Allí comenzó su historia como relevante escritor que, además de la fama de sus cuentos y novelas, le valió en 1984 el Premio Cervantes, el galardón literario más importante de la lengua española.