La pandemia le dio el empujón final que necesitaba el mundo digital para masificarse. Las plataformas de streaming reportaron un crecimiento exponencial en la última State of Stream, con Twitch consiguiendo 1600 millones de horas de espectadores sólo en octubre. Pero esta redefinición del consumo virtual puso en relieve un problema: los espectadores reaccionan distinto dependiendo el género de quien miran a través de una pantalla.
Para Triana Ramos, analista de las parasociales que se establecen entre streamers y espectadores, esto nace de una larga tradición de estereotipos. "La gente no nos ve igual que un hombre streamer. Ya al decir 'una chica juega videojuegos' aparece en el imaginario colectivo masculino cierta figura de una mujer que quizá no sabe jugar muy bien y hay que enseñarle, una mujer que está buscando atención por incurrir en los videojuegos que supuestamente por mucho tiempo fue un campo para hombres o está haciendose la linda para ser sexualizada.", establece Triana.
Según el estudio "Género, Gamers y Videojuegos" de Nira Santana Rodriguez, a pesar que el público sea mayoritariamente menor a 25 años, los insultos más comunes vienen de los lugares comunes como "puta", "las mujeres no deberían jugar" o "juegas mal porque eres mujer". ¿Qué piensan aquellas que siguen creando contenido a pesar de estar luchando constantemente con estas actitudes?