La pobreza estructural y falta de acceso a una alimentación adecuada golpea a niños y niñas de todo el mundo. En Argentina, el contexto de crisis internacional por la guerra en Ucrania y la pandemia, sumado a la inflación local, arrojó cifras preocupantes. El último informe del Indec sobre la pobreza infantil en nuestro país, destacó que el 51,4% de los menores de 0 a 14 años son pobres. A este dato se le suma el publicado por Unicef en agosto de este año, que registró que más de un millón de menores dejaron de comer al menos una comida de las cuatro diarias por falta de dinero.
Pobreza y alimentación infantil
Según los datos de la Encuesta Rápida sobre la Situación de la Niñez y Adolescencia 2022 de Unicef, el principal problema de la falta de alimentación en menores es la crisis económica. La falta de ingresos provocó que en todas las casas de grupo familiar (padre, madre y dos hijos) se redujo el consumo de carne en un 67% y el de frutas, verduras y lácteos en un 40%. Por otro lado, el informe del Indec especificó que en el país existen 5,5 millones de menores de 14 años que no cubren sus necesidades básicas.
El rol de los comedores
En este contexto, las familias ubicadas por debajo de la línea de pobreza comenzaron a utilizar comedores comunitarios o a enviar a sus hijos para que puedan cubrir un plato de comida. "Ir a comprar un litro de leche se dificulta porque está 200 pesos. Capaz lo puedas conseguir a 160 pero si tenés cinco chicos no te alcanza. Muy poca gente va a la carnicería y pide un kilo de carne y piden lo necesario como para hacer un guiso" contó Delia Velázquez, coordinadora del comedor Chicos del Arbolito, en Moreno. Un relevamiento de la CCC indicó que en el país hay 2.001 merenderos y comedores comunitarios, con 15.700 trabajadores que asisten a unas 205 mil personas por día.
"Cuesta conseguir verdura y carne"
"Los alimentos que más me cuesta conseguir son harina, leche, verduras y carne", comentó Victoria Batián, ama de casa de un barrio vulnerable en Moreno. Este testimonio se complementa con el dato de Unicef, en el que uno de cada tres hogares no puede cubrir sus gastos corrientes. Además, el 50% no alcanza a solventar gastos escolares, como compra de útiles y libros. "El kilo de milanesas está 600 pesos. Tengo 5 hijos y con un kilo no llego a darles de comer a todos. Cuando no tengo que darles, les hago arroz con leche o flan", describió Victoria.
Creación del ReNaCoM
Por otra parte, el Gobierno Nacional creó un Registro Nacional de Comedores y/o Merenderos Comunitarios. El mismo tiene como objetivo principal "relevar, geolocalizar y fortalecer el trabajo social de asistencia alimentaria en todo el país, para incluir, promover y potenciar los comedores comunitarios a nivel nacional", indicaron desde su página web. Desde el Ministerio de Desarrollo Social detallaron que la inscripción se encuentra abierta por un año, destinada a "toda aquella persona responsable y/o referente de un comedor o merendero que brinde asistencia alimentaria gratuita". En este marco, se definió a un comedor comunitario como un espacio físico que otorga asistencia alimentaria gratuita a personas vulnerables, "al menos 3 días a la semana, elaborando alimentos y sirviendo una comida principal (almuerzo y/o cena), complementada con desayuno y/o merienda; sin perjuicio de la modalidad de entrega de viandas".
Niños vulnerables
En otro orden, Indec declaró que la franja de menores con mayor vulnerabilidad alimenticia son los niños entre 6 y 11 años. En este segmento, se registraron niveles de pobreza del 53,4%. Entre los jóvenes, esta tendencia alcanzó el 54% de la franja que va de los 12 a los 17 años. Además, se especificó que del total de niños y niñas pobres, el 38,8% se encuentran en situación de pobreza no indigente, mientras que el 12,6% son indigentes.