Israel interceptó la Flotilla Global Sumud rumbo a Gaza y desató un fuerte repudio internacional
La tensión en Medio Oriente sumó un nuevo capítulo tras la intercepción de la Flotilla Global Sumud (GSF) por parte de Israel, un convoy internacional que buscaba romper el bloqueo impuesto sobre Gaza desde hace 18 años y llevar ayuda al enclave palestino.
Las autoridades israelíes informaron que 41 de las 42 embarcaciones fueron detenidas y escoltadas hasta el puerto de Ashdod, donde más de 400 pasajeros quedaron bajo custodia policial. Solo un barco permanece en el Mediterráneo, aunque Israel ya advirtió que impedirá su ingreso si intenta acercarse a la zona.
Entre los detenidos se encontraba la activista sueca Greta Thunberg, cuya presencia fue confirmada por un video difundido en redes sociales. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel aseguró que ella y el resto de los pasajeros “se encuentran a salvo” y serán deportados a Europa en los próximos días.
La operación militar coincidió con la festividad de Yom Kippur, una de las festividades más importantes para la comunidad judía. El ministro de Defensa, Israel Katz, felicitó a las fuerzas de seguridad, por lo que calificó como una acción exitosa para “neutralizar la provocación”. El primer ministro Benjamin Netanyahu también elogió al ejército por evitar lo que consideró una campaña de deslegitimación contra Israel.
Del otro lado, los organizadores de la flotilla denunciaron un “ataque ilegal contra trabajadores humanitarios desarmados”. Aseguraron que algunos barcos fueron embestidos y rociados con cañones de agua, aunque no se registraron heridos graves.
La flotilla había zarpado el 31 de agosto desde Barcelona y estaba integrada por activistas, legisladores y voluntarios de distintas nacionalidades. Según el equipo legal Adalah, viajaban 47 españoles, 13 brasileños, seis mexicanos, tres argentinos, dos colombianos y tres uruguayos, además de representantes de otros países europeos y latinoamericanos.
La respuesta internacional fue inmediata. En Italia, Turquía, Grecia, Túnez y Argentina se registraron protestas en apoyo a la flotilla y en rechazo a la acción militar israelí. El gobierno de México confirmó la presencia de seis ciudadanos a bordo y exigió su repatriación. La UNAM también reclamó la liberación de una de sus estudiantes, detenida en Ashdod.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue más lejos, y calificó la operación como un “crimen internacional” de Netanyahu, al tiempo que anunció la expulsión de diplomáticos israelíes y la ruptura del acuerdo de libre comercio. En tanto, Turquía habló de “acto de terrorismo” y Francia pidió garantías para la seguridad de los detenidos.
Israel defendió su accionar alegando que había ofrecido rutas alternativas para la entrega de ayuda, pero los organizadores se negaron a aceptar que los suministros fueran canalizados por autoridades israelíes. Para la GSF, su misión es tanto humanitaria como política, una forma de “resistencia anticolonial” frente al asedio sobre Gaza.
No es la primera vez que ocurre algo similar. En junio, otra flotilla con destino a Gaza también fue interceptada y sus pasajeros deportados. En mayo, activistas denunciaron un ataque con drones en aguas internacionales. El antecedente más grave se remonta a 2010, cuando un operativo israelí dejó diez muertos en una flotilla humanitaria con bandera turca.
Con Gaza sumida en una crisis alimentaria que la ONU describe como “provocada por el hombre”, la intercepción de la Flotilla Global Sumud vuelve a poner en el centro del debate la vigencia del bloqueo, las condiciones humanitarias en el enclave y el creciente aislamiento de Israel frente a las críticas internacionales.