A 9 años de la muerte de Leonardo Favio, el artista que encarnó la pasión peronista
Leonardo Favio es considerado uno de los directores y cantautores más importantes de la Historia nacional. El artista dejó un legado de 16 discos y 13 películas antes de fallecer de polineuritis (consecuencia de su afección crónica de Hepatitis C) el 5 de noviembre de 2012.
Favio determinó su propio camino ya cuando era pequeño, desde del momento en que su madre, escritora de radioteatros, le conseguía pequeños papeles en el ámbito. Favio reconoció múltiples veces que había comenzado a escribir sus primeros libretos, pero como su primer talento había sido la música, inició su camino en el espectáculo con guitarra en mano.
"No hay una estética que esté por fuera de la acción de los artistas. Un imaginario no es algo que está ahí vacante y entonces el artista va y se toma de eso. Es el artista quien genera un imaginario", expresó sobre su labor de artista.
La música de la mano de Favio
Su primer debut como cantante lo llevó directo a “La Botica del Ángel”, el espacio artístico porteño creado por el artista Eduardo Bergara Leumann. Ese día, un ejecutivo de la discográfica CBS le propuso grabar un disco que lo alentó a producir Fuiste mía un verano y O quizás simplemente le regale una rosa, dos canciones icónicas de la época. Gracias a su fama expandida, participó en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar (Chile), donde su música sentó las bases del estilo de baladas románticas de la época y alcanzaron éxito internacional.
Entre sus canciones más populares se encuentran Ella ya me olvidó, Fuiste mía un verano, Para saber cómo es la soledad de Luis Alberto Spinetta y Chiquilladas de José Carabajal. Sus canciones alcanzaron tal éxito que fueron traducidas a más de 14 idiomas.
Su lado cinematográfico
Si bien su nombre ya era reconocido por sus canciones, Favio quería expandirse al mundo del cine. Su primera producción fue el cortometraje El Amigo en 1960 y cinco años después lanzó su largometraje Crónica de un niño solo, el cual fue aclamado por la crítica. En el período siguiente realizó películas como Este es el romance del Aniceto y la Francisca (...), El dependiente y Juan Moreira entre otros.
En el 2000, el Museo Nacional de Cine Argentino realizó una encuesta exclusiva para críticos e historiadores de cine y allí Crónica de un niño solo fue elegido como el mejor film de la Historia nacional.
La militancia a través del arte
Favio tenía un gran lazo con el peronismo, el cual elogiaba no solo como pensamiento político sino como un fenómeno cultural; incluso fue el encargado de organizar el acto de bienvenida de Perón en 1973 después de 18 años de exilio.
Tras volver a Argentina luego de exiliarse por la dictadura cívico-militar de 1976, reinició su carrera como realizador cinematográfico y realizó un documental de seis horas llamado Perón, sinfonía del sentimiento donde relata la situación del país entre la Primera Guerra Mundial y la muerte de Juan Domingo Perón.
"Creía tener un conocimiento profundo del peronismo. Pero me di cuenta de que era ingenuo pensar que en esta historia sólo se involucra a nuestro país. En realidad, se involucra a toda la América y el mundo, porque es una filosofía que emerge por amor a la gente", comentó al concluir su documental.