El 53% de los hogares no llega a fin de mes: la crisis económica golpea a todos los sectores

La situación económica en Argentina atraviesa un momento crítico. Un informe reciente revela que el 53% de los hogares del país no logra llegar a fin de mes, una cifra alarmante que subraya el fuerte deterioro económico que enfrenta la población. Esta realidad se vive con intensidad en distintos sectores sociales, afectando tanto a quienes luchan por cubrir las necesidades más básicas como a aquellos que, aunque mantienen sus trabajos, no pueden sostener sus gastos fijos mensuales, como la educación o la salud.

Pablo Touzón, politólogo, subraya que esta situación es transversal: “No llegar a fin de mes no es exclusivo de la pobreza tradicional, ni de la nueva pobreza, sino que es una sensación extendida por amplios sectores de la sociedad”. La crisis no discrimina entre clases sociales, afectando incluso a aquellos que antes podían cubrir sus necesidades sin demasiados problemas.

En este contexto, la desconfianza en las instituciones y el gobierno se agranda. La caída en la confianza en el Ejecutivo, sumada a los escándalos de corrupción que han surgido en las últimas semanas, alimenta la percepción de que el gobierno no solo no ha logrado mejorar la economía, sino que además la gestión de los recursos es cuestionada por la sociedad.

Touzón también menciona que, a pesar de los intentos de ciertos sectores del gobierno por implementar políticas de estabilización económica, como la reducción de la inflación o el control de la conflictividad social, el segundo año de gestión de Javier Milei ha sido particularmente complicado. “Lo que era un activo inicial, como la promesa de cambio, ahora se ve empañado por los casos de corrupción y por la falta de resultados tangibles”, señala.

Este fenómeno ha afectado profundamente la relación entre la economía y el voto. Según el politólogo, muchas personas, a pesar de las dificultades económicas, mantienen su apoyo al gobierno, en parte por la esperanza de que las promesas de cambio puedan concretarse a largo plazo. Sin embargo, el aumento de la desconfianza en las instituciones se traduce en un panorama incierto para las elecciones venideras.

Lo más preocupante, y lo que también refleja el análisis de Touzón, es que esta crisis económica no parece tener una solución rápida a la vista. Los sectores más vulnerables, aquellos que históricamente han enfrentado dificultades para acceder a servicios básicos, se encuentran hoy más que nunca al borde del colapso económico. La inflación sigue siendo un desafío, los salarios pierden poder adquisitivo mes a mes, y la falta de empleo de calidad perpetúa la desigualdad.

A nivel político, esta situación está marcando un giro en la relación de los ciudadanos con las instituciones. La sensación de inseguridad económica ha calado hondo en las personas, lo que genera una desconexión con los partidos tradicionales y fortalece la postura de aquellos que critican el sistema político actual, como es el caso de los libertarios. Pero más allá de las opciones políticas, lo cierto es que la crisis económica está desgastando la confianza en todo el sistema.

El camino hacia la recuperación parece largo y lleno de obstáculos. La esperanza en un cambio de rumbo sigue viva en muchos, pero el escepticismo crece a medida que las promesas de campaña no se traducen en mejoras concretas.