Crisis en la educación secundaria argentina: menos del 10% termina la secundaria en tiempo y forma
La educación en Argentina atraviesa una situación compleja, y el sistema educativo se enfrenta a varios desafíos que dificultan la calidad de los conocimientos adquiridos por los estudiantes. Así lo explicó Martín Nistal, Coordinador de Investigaciones en Argentinos por la Educación, durante una entrevista exclusiva para el programa de IP Noticias, Mañanas Picantes.
Uno de los puntos más alarmantes es el bajo porcentaje de estudiantes que logran terminar la secundaria en "tiempo y forma", lo que implica no solo completar el ciclo escolar en el período previsto, sino hacerlo con los conocimientos adecuados. Según los informes citados por Nistal, solo 10 de cada 100 estudiantes llegan a la finalización de la secundaria con estas condiciones. Este dato es aún más grave en algunas provincias: en Chaco, por ejemplo, solo 3 de cada 100 jóvenes cumplen con los requisitos, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires el número asciende a 23 de cada 100.
El especialista explica que, si bien es positivo que más chicos estén terminando la secundaria debido a la flexibilización de los contenidos y políticas de repitencia, la calidad de esos egresos es cuestionable. "Cada vez más chicos terminan la secundaria, pero lo hacen con una formación deficiente", señala Nistal. La baja repitencia, aunque considerada un avance, no garantiza que los estudiantes adquieran los conocimientos fundamentales.
Uno de los factores que contribuyen a esta crisis educativa es la continua capacitación de los docentes. Sin embargo, Nistal asegura que muchos maestros sienten que estas formaciones no les brindan herramientas útiles para el aula. "Los docentes se capacitan, pero no ven mejoras reales en su práctica diaria, lo que termina siendo una pérdida de tiempo tanto para ellos como para los estudiantes", indica.
Otro desafío importante es el ausentismo escolar, que afecta especialmente a los estudiantes secundarios. "Más allá de las políticas que buscan mantener a los chicos en el sistema, no tenemos datos claros sobre su asistencia regular", explica Nistal. Las autoridades educativas a menudo defienden que, aunque los estudiantes no aprendan de manera efectiva, al menos permanecen dentro del sistema, evitando que se queden fuera del circuito educativo. Sin embargo, esta situación es insostenible, ya que la falta de asistencia regular pone en riesgo el proceso de aprendizaje.
Un aspecto crucial en esta crisis es la falta de inversión en educación. En Argentina, la ley establece que el 6% del Producto Bruto Interno (PBI) debe destinarse a la educación, pero en la práctica, ese porcentaje nunca se cumple de manera plena. "A lo largo de los años, hemos acumulado una deuda con la educación que supera el 6% del PBI", afirma Nistal, lo que deja claro que el sistema educativo se enfrenta a una falta crónica de recursos.
La situación es aún más grave si se compara con otros países de la región. Mientras que en Chile y Uruguay los índices de estudiantes que completan la secundaria en tiempo y forma superan el 30%, en Argentina este número es apenas del 22%. Incluso Perú, un país con menores recursos, ha superado a Argentina en términos educativos, alcanzando un 28% de estudiantes que completan la secundaria adecuadamente.
La falta de calidad educativa tiene consecuencias directas en el mercado laboral. A pesar de que obtener un título secundario sigue siendo beneficioso en términos económicos, el valor de ese título está comenzando a declinar. El sector privado y las universidades están comenzando a notar que muchos jóvenes que egresan de la secundaria no cuentan con las habilidades necesarias para desempeñarse en un entorno laboral o académico de calidad.
Nistal señala que, cuando los estudiantes llegan a la universidad, se enfrentan a un nivel de preparación mucho más bajo que el esperado, lo que afecta su rendimiento académico. De igual manera, las empresas están descubriendo que los egresados de la secundaria no poseen los conocimientos básicos necesarios para cumplir con las exigencias del mercado.
El mundo actual ha cambiado de manera radical, y los sistemas educativos deben adaptarse para enfrentar estos nuevos desafíos. Sin embargo, Nistal cree que Argentina no está logrando esa adaptación. "El mundo progresa, y si no te adaptás, te quedás atrás", afirmó el investigador. Mientras que muchos países de la región están mejorando sus indicadores educativos, Argentina continúa cayendo en comparación.
La crisis educativa también refleja una falta de formación básica en áreas fundamentales como la lectura y la comprensión de textos. "Si un chico no sabe leer un texto de manera fluida, no está preparado para enfrentar los desafíos del mundo actual", señala Nistal. Este déficit en las habilidades básicas se ve reflejado en la dificultad de los jóvenes para interactuar con tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, lo que los coloca aún más lejos de los avances globales.
Para Nistal, la educación pública juega un rol significativo en la reducción de las desigualdades sociales. "La escuela debe cerrar la brecha de cuna", afirma, subrayando que no se puede permitir que el acceso a una educación de calidad dependa del nivel socioeconómico de los estudiantes. Si el sistema educativo no cumple con este objetivo, es un indicio claro de que algo está fallando.
Aunque la situación es compleja, el especialista concluye que es posible mejorar la educación en Argentina. Sin embargo, esto requiere una serie de cambios estructurales, un mayor compromiso con la formación docente, la mejora de la infraestructura educativa y, sobre todo, un aumento crucial en la inversión pública. De lo contrario, los jóvenes seguirán enfrentando un futuro incierto, tanto en términos educativos como laborales.