Estado de emergencia hídrica: se puede cruzar a pie el río Paraná

El "estado de emergencia hídrica" declarado a principios de julio se agravó considerablemente: las personas pueden cruzar a pie el río Paraná y se estima que esta bajante histórica continuará durante tres meses más. El video que evidenció la situación mostró el cruce frente a la isla de Caraguatay, en la ciudad de Montecarlo al norte de la Tierra Colada.

La situación empeoró todas las actividades vinculadas a la Cuenca Hídrica, un espacio clave para la navegación y la generación de energía hidroeléctrica. Los territorios más afectados de Argentina son las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires. Esta crisis se vive en el marco de un mes caracterizado por desastres ecológicos que incluyeron inundaciones extremas en países como Alemania, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, China y Japón,  terremotos con alerta de tsunami en Alaska (Estados Unidos) y la ola de calor que supera los 40°C en Norteamérica. Mientras tanto, Brasil y Argentina sufren de nevadas sin precedentes con olas polares repentinas, donde se registran hasta -7°C.

El informe sobre el fin del mundo

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, según sus siglas en inglés) publicó un reporte global sobre el estado del medioambiente luego de ocho años de estudios. La primer entrega del reporte concluyó que habrá un aumento de 2°C de manera global y que para el 2050 los sistemas de arrecifes de coral, la selva amazónica y el Ártico estarían "completamente destruidos".

El informe, cuya segunda entrega analizará las principales poblaciones afectadas por el cambio climático, explicó que la única manera de evitar los riesgos de este escenario es lograr una colaboración internacional "similar a la movilización de emergencia de la Segunda Guerra Mundial" pero concentrada en reducir a cero las emisiones de gas invernadero para restaurar la atmósfera.

Si esto no se logra, el IPCC apuntó que alrededor de mil millones de personas deberían reasentarse a lugares más habitables y que dos mil millones se enfrentarían a la realidad de la falta de los suministros de agua. Esto traería como consecuencia un colapso de los esquemas de agricultura en los países subtropicales y la producción de alimento.