La Confederación Brasileña de Fútbol lamentó la suspensión del partido
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) "lamentó profundamente" la suspensión del partido que la selección local y Argentina debían completar en Sao Paulo, en el estadio Neo Química Arena.
"CBF defiende la implementación de los protocolos de salud más rigurosos y los cumple en su totalidad. Sin embargo, enfatiza que quedó absolutamente sorprendido por el momento en que se produjo la acción de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, con el partido ya iniciado, ya que Anvisa pudo haber ejercido su actividad de manera mucho más adecuada en los distintos momentos y días antes del partido", indica el comunicado.
"La CBF también enfatiza que en ningún momento, a través del presidente interino, Ednaldo Rodrigues, o sus directores, se interfirió en cualquier punto relacionado con el protocolo sanitario establecido por las autoridades brasileñas para el ingreso de personas al país", continúa el texto.
El titular interino de la CBF, Ednaldo Rodríguez, declaró que los argentinos señalados por violar las leyes migratorias de Brasil estaban "autorizados" a disputar el partido, aunque iban a ser deportados una vez concluido el mismo.
"El papel de la CBF siempre fue en un intento de promover el entendimiento entre las entidades involucradas para que los protocolos sanitarios se cumplieran satisfactoriamente y se jugara el juego. CBF reitera su decepción por los hechos y espera la decisión de CONMEBOL y FIFA sobre el partido", finaliza el texto explicativo por parte de la máxima autoridad del fútbol brasileño.
El partido entre Brasil y Argentina se suspendió a los cinco minutos, cuando funcionarios de la agencia de control sanitario local ingresaron al campo de juego en busca de Emiliano Martínez, Cristian Romero, Giovani Lo Celso y Emiliano Buendía, que se desempeñan a nivel clubes en el fútbol inglés.
Según las autoridades de Anvisa, la agencia de control, ninguno de los señalados completó la declaración necesaria para ingresar al país señalando que venían desde el Reino Unido, país sobre el cual Brasil mantiene restricciones debido a la posible propagación de la variante delta de coronavirus.