Brasil: bolsonaristas invadieron y destrozaron las sedes de los 3 poderes del Estado
Seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieron por cuatro horas el Palacio del Planalto (casa de gobierno), el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF), en Brasilia, reclamando un golpe de Estado contra el gobierno de Lula Da Silva.
El presidente recién asumido decretó la intervención de las fuerzas federales de seguridad de la ciudad, acusando a los responsables de la policía local por haber liberado la zona.
Al menos 200 personas fueron detenidas durante el ataque, que tuvo lugar una semana después del cambio de mando presidencial. Las imágenes de la jornada gopista, repudiada internacionalemente, rememoran el episodio que sufrió el Capitolio de Estados Unidos en enero de 2021.
El episodio fue calificado como "terrorista" por la presidenta del STF, Rosa Weber. Lula, en tanto, calificó de "nazis" y "fascistas" a los seguidores de Bolsonaro, quien abandonó el país el 29 de diciembre y se ausentó del traspaso de funciones. El gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, fue apartado del cargo por 90 días.
Intento de golpe de Estado
Desde que perdió en la primera vuelta electoral a fines de octubre, Bolsonaro dejó a sus seguidores un mensaje antidemocrático y de búsqueda de un golpe militar.
Desde entonces, sus seguidores denunciaron periódicamente que hubo fraude en las elecciones. Las concentraciones de se replicaron en distintos puntos del país, pero mayormente en Brasilia, donde hubo acampes en cuarteles de las fuerzas militares con reiterados pedidos de intervención.
Finalmente, el domingo 8 de enero unas 10.000 personas marcharon por Brasilia casi sin oposición de las fuerzas de seguridad, que tampoco garantizaron la seguridad de los edificios gubernamentales.
Más de 80 micros con manifestantes opositores habían llegado el sábado a la capital federal. La manifestación llamó la atención del ministro de Justicia, Flavio Dino, quien advirtió de la situación al gobernador Rocha, encargado de la seguridad en el Distrito Federal.
Ante esa falta de prevención, los ultraderechistas se sentaron en la silla del presidente del Senado, destrozaron las oficinas de la corte suprema y vandalizaron las contiguas a la de Lula, incluida la de la primera dama, y rompieron obras de arte que forman parte del archivo histórico nacional. El despacho de Lula, por tener una puerta reforzada, fue el único en no ser destruido.
La Policía Militar logró desalojar y recuperar los edificios más de cuatro horas después de comenzada la invasión.