Eva Perón: la eterna abanderada de los humildes, a 71 años de su muerte
Un 26 de julio de 1952 falleció Eva María Duarte de Perón, a los 33 años de edad. Su muerte conmovió el corazón de militantes y simpatizantes, los cuales peregrinaron de manera espontánea durante 16 días para conmemorarla. "Eterna abanderada de los humildes", rezan banderas y remeras del pasado y del presente que recuerdan a Evita como una mujer con vocación política que nunca titibeó a la hora de defender las causas que consideraba justas y necesarias.
Allá por los Toldos, nació Evita
Eva María Duarte nació en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, un 7 de mayo de 1919. Tan sólo vivió 33 años, pero en ellos logró convertirse en mito: ¿Cómo llegó una actriz de radioteatros a ser considerada Jefa Espiritual de la Nación? Hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren, llegó a la ciudad de Buenos Aires a los quince años para dedicarse a la actuación sin saber que su destino sería iluminado con el espíritu del pueblo.
Su camino artístico dio un vuelco inesperado el 21 de enero de 1944, al entonces secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón. Aquella reunión de artistas previa a un acto solidario en el Luna Park, a favor de las víctimas de un terremoto en la provincia de San Juan, marcó un antes y un después en la historia política argentina. Desde aquel momento, Eva nunca se separaría de Perón ni de la causa por los necesitados.
Eva y la política
El mito empezaba a tomar forma. Impulsora de la Ley de voto femenino en 1947, siempre buscó igualdad entre el hombre y la mujer, comenzó a ser adorada por los pobres y repudiada por las clases altas por romper con los mandatos impuestos.
Brazo fundamental de la política social peronista, creó la Fundación Eva Perón en 1948. Desde allí ideó el mayor plan de reforma estatal y asistencia social de la historia. Construyó escuelas, asilos, hospitales, colonias de vacaciones, impulsó becas de estudio, torneos deportivos, convirtiéndose en bandera de los derechos sociales y laborales.
La abanderada de los humildes, como había sido bautizada, falleció el 26 de julio de 1952, de un cáncer de útero. Un año antes tuvo que renunciar a su candidatura a vicepresidenta de la Nación, propuesta por el movimiento peronista. Su discurso de renunciamiento convocó a miles de personas que suplicaban que no dimitiera. Allí, le habló a sus "descamisados".
En un fragmento de sus palabras, señaló: "Compañeras, compañeros: otra vez estoy en la lucha, otra vez estoy con ustedes, como ayer, como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para ser un arco iris de amor entre el pueblo y Perón; estoy con ustedes para ser ese puente de amor y de felicidad que siempre he tratado de ser entre ustedes y el líder de los trabajadores". Ese discurso emblemático fue también seguido por televisión, en lo que fue la primera transmisión en vivo de la historia argentina, el 17 de octubre de 1951.
Su legado
El 7 de mayo de 1952, su último año de vida, Evita cumplió 33 años y allí cerró el círculo de su mito: el Congreso le concedió el título de “Jefa Espiritual de la Nación”, por sus aportes a la causa peronista. Su legado es recordado hasta el día de hoy, como ejemplo de justicia, igualdad y compromiso con la Patria.