Así como se transformaron las generaciones, se transformó el humor. Y eso fue una gran lección para Sebastián Presta. Enamorado desde los 17 años del teatro y la música, la combinación de las disciplinas y su ritmo innato por la comedia logró posicionarlo en el mundo del espectáculo. Presta disfruta de su primer amor en el Paseo La Plaza, donde es protagonista de la obra Mi madre, mi novia y yo, dirigida por Diego Reinhold.
"Estrenamos el jueves 6 de enero; cagado en las patas porque no sabía qué va a pasar. Si la gente se va a reír o si no", contó el comediante. Aunque ya tiene tiempo en el rubro y ha hecho todo de tipo de chistes en época de viralización de contenidos digitales, Presta sigue nervioso con su material. Después de todo, él piensa que sus sketchs del pasado fueron de otro tipo y que "ya perdieron el humor". En el auge de los chistes que bordeaban la polémica, reconoció que el equipo con quien producía "se zarpaba mucho", pero que también las plataformas lo habilitaban.
"Yo dejé de hacer eso, dejé de hacer videos. Ahora hay que hacer humor inteligente y a mí no me sale. Festejo lo que hacíamos, pero ya no lo volvería a hacer porque tampoco me causa tanta gracia. No sé si me choca, pero fui creciendo de a poquito, nos fuimos aggiornando", cuenta Presta.
Su vida lo llevó reflexionar en retrospectiva en los episodios más difíciles que vivió y poder utilizarlos de base para su estilo de humor. En su actuación en series y en su obra, admite que lleva un poco de cómo atravesó las dificultades para inspirarse. "Yo era bastante calladito y sufrido. Así que creo en realidad que el humor me descubrió a mí", reflexionó.
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