Uno de cada seis asalariados argentinos sufre inseguridad alimentaria

A casi dos años del comienzo de la gestión de Javier Milei, los números vuelven a poner en evidencia el deterioro de las condiciones de vida de los argentinos. Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), el 15% de los asalariados del país atraviesa algún nivel de inseguridad alimentaria. Es decir, incluso personas con empleo formal o ingresos fijos no logran cubrir sus necesidades básicas de alimentación.

El estudio, que se difundió en el marco del Día Mundial de la Alimentación, muestra que la problemática ya no se limita a los sectores informales o desocupados, sino que golpea con fuerza a quienes deberían estar protegidos por el sistema laboral.

Entre los asalariados registrados, el 7% también sufre inseguridad alimentaria. Esto refleja una profunda erosión del poder adquisitivo y del valor del salario real.

El informe también advierte que la precariedad laboral, la falta de aportes a la seguridad social y los bajos niveles educativos incrementan la vulnerabilidad alimentaria. A menor estabilidad y menor ingreso, mayor es la probabilidad de pasar hambre. En los estratos socioeconómicos bajos, la inseguridad alimentaria alcanza cifras que duplican el promedio nacional.

Las diferencias regionales agravan el panorama: el Conurbano bonaerense y algunas zonas del norte del país presentan los índices más críticos. Por otro lado, los trabajadores sindicalizados muestran una mejor situación alimentaria, lo que evidencia que la organización colectiva y la defensa de derechos laborales siguen siendo un resguardo frente a la crisis.

El informe de la UCA expone un fenómeno que pone en jaque la idea de que el trabajo es suficiente para salir de la pobreza.