Las secuelas del COVID-19 continúan bajo estudio de los especialistas de todo el mundo. Un estudio realizado en Rochester, Minessota, estableció que el 80% de las personas que habían tenido coronavirus padecía fatiga, mientras que el 59% presentó problemas respiratorios. Además, un alto porcentaje superior al 50% tuvo inconvenientes neurológicos. "Es importante diferenciar los pacientes internados graves, respirados, con comorbilidades importantes, que han atravesado la enfermedad y salido de alta. En estos casos, la prevalencia de la inflamación del músculo cardíaco es más alta, cuanto más grave es el cuadro. Son pacientes que deben ser evaluados con mayor rigurosidad", declaró Javier Marino, médico cardiólogo, en diálogo con Alejandra Martínez y Ariel Aleart, para IP Noticias.
Además, el especialista indicó la importancia del chequeo posterior, más allá de la gravedad con la cual se atravesó la enfermedad. "El chequeo debe tener un criterio lógico para no alarmar a toda la población: debe ir de menor a mayor complejidad. El paciente debe consultar primero a un clínico, para verificar si presenta o no síntomas como para pensar en continuar con estudios más complejos para descartar una miocarditis; en general, con una placa o un exámen clínico, la probabilidad de tener este tipo de inflamación en el corazón es muy baja", resumió Marino.
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