Superpoblación y hacinamiento: cómo son las cárceles argentinas

"Hay espacios que están construidos para una y que están ocupados por dos, tres, cuatro y a veces hasta cinco personas”, aseguró el militante carcelario Alejandro Arturi.

El estado edilicio de las cárceles y las condiciones de vida de los presos son asuntos poco abordados por las administraciones. En ese sentido se expresó el militante carcelario Alejandro Arturi en IP Noticias. 

Las cárceles de Argentina están en una situación de superpoblación y hacinamiento”, planteó. Luego agregó: “En teoría, deberían estar solo privados de libertad, no de todos los derechos: están sometidos a torturas sistemáticas, tanto físicas como psicológicas”.

En otro plano de la realidad del sistema penitenciario mencionó la educación: “No hay cupo de estudio. Solo entre el 10% y el 15% accede. Hay una gran falta del Estado”.

Ser militante carcelario

Según las palabras de Arturi, quien se enfoca en la provincia de Buenos Aires, ser militante carcelario consiste en “tomar contacto con la realidad y a partir de ahí, tratar de incentivar políticas que puedan cambiar la situación”.

La situación carcelaria en Argentina

“Las cárceles de la provincia de Buenos Aires violan el artículo 18 de la Constitución, que dice que todas las cárceles deben ser seguras y limpias”, dijo. “Estamos sufriendo una superpoblación de casi el 120%, es decir, hay espacios de uno que están ocupados por dos, tres, a veces cinco”.

Agregó que la superpoblación deriva en falta de atención médica y señala que “los únicos que atienden a los presos son otros presos que ejercen la medicina dentro del penal”.

Para qué sirve la cárcel

Nosotros venimos de un sistema punitivista de la época de la Edad Media, cuando se había naturalizado la tortura. Tenemos un código penal, que como el término indica, es una pena, un sufrimiento que le imprimís a una persona durante determinado tiempo”, indicó Arturi. 

Explicó: “El problema es que se cree que funciona como un lavarropas, en el que metés a la persona con tanta cantidad de años de condena, y la persona sale impecable”. Sin embargo, aseguró que “tampoco salen peor”.

Destacó que “las cárceles están llenas de pobres, ya vienen descuidados por parte del Estado previamente, en seguimiento de educación o en oportunidades de trabajo, por ejemplo. Y después pasa que cuando el Estado los recoge en el sistema penitenciario, los descuida plenamente, en salud, educación y justicia”.

¿Celulares sí o no?

Los celulares en las cárceles se habilitaron a partir de un decreto por la pandemia de COVID-19 y el aislamiento obligatorio. “Cuando se cayó el decreto, se debería haber caído el protocolo del uso de celulares, pero eso provocaría un caos en el sistema penitenciario. Se plantarían”, concluyó Arturi.

El militante dijo que los celulares son primordiales para que se mantenga una comunicación periódica con la familia y para los estudios. “Cuando lo usan para delinquir es porque hay una cierta connivencia con el servicio”, remató.

Los celulares no deberían tener redes sociales, a excepción de Whatsapp, pero esto no se cumple. “Hacer un seguimiento es una cuestión de voluntad, porque es muy sencillo”, dijo Arturi.