El aumento del pan: una realidad insostenible para panaderías en Argentina
El precio del pan en Argentina sufrió un incremento del 12%, una medida que, según Martín Pinto, director de la Cámara de la Industria del Pan (CIPAN), resulta insostenible. En Mañanas Picantes, Pinto detalló que este aumento no es algo que se desee, sino una necesidad para poder hacer frente a la situación económica que viven los productores de pan en el país.
Desde abril de este año, las panaderías han intentado mantener los precios lo más bajos posibles, a pesar de que los costos de los insumos, como la harina, el combustible y la levadura, han aumentado considerablemente. “La harina subió entre un 12% y un 16%, y no solo eso, también la levadura aumentó un 8% en las últimas semanas”, explicó Pinto. Sin embargo, los márgenes ya no son sostenibles, y aunque el aumento en los precios del pan es una medida dolorosa, es una decisión necesaria para evitar una quiebra inminente.
A la situación económica adversa se suman otros factores como los incrementos en los alquileres, la luz y el agua. Según Pinto, el sector está viviendo un escenario extremadamente complicado. Los aumentos de alquileres son ahora más frecuentes, llegando incluso a ser mensuales, y con aumentos de hasta un 20%, lo que pone en riesgo la estabilidad de las panaderías. “Hoy no sabemos cómo sostenernos”, dijo Pinto, quien agregó que en los últimos 18 meses, el consumo de productos de panadería cayó de manera drástica. En promedio, las panaderías han visto una caída del 53% en el consumo de pan y un 75-80% en el de productos de pastelería.
La consecuencia de estos aumentos es clara: en solo un año y medio, más de 1.700 panaderías han cerrado sus puertas, lo que pone de manifiesto el colapso de un sector clave en la economía argentina. “Nos encontramos con panaderías de 80 o 100 años que ya no pueden mantenerse abiertas”, dijo Pinto, resaltando cómo la historia y tradición de este sector se ve amenazada por una situación insostenible.
Las panaderías, en un intento de sobrevivir, han tenido que modificar su producción. El ajuste ha sido drástico: ya no se pueden ofrecer la variedad de productos que antes caracterizaban a una panadería, como las tortas y las facturas. Hoy, lo que predomina en las vitrinas son únicamente panes y algunas facturas. “Lo único que se ve son heladeras apagadas. Nos vimos obligados a hacer todo por encargo”, explicó Pinto. La venta a futuro ha sido una medida de supervivencia, ya que lo que no se vende, lamentablemente, se tira o se dona, lo que afecta aún más las finanzas de las panaderías.
Este incremento de precios no solo afecta a los productores, sino también a las familias argentinas. Las panaderías se han convertido en un reflejo de la situación económica general, que atraviesa todas las clases sociales. “Hoy en día, todo el mundo está afectado, desde la panadería más pequeña en un barrio hasta las grandes panaderías de las zonas céntricas. La crisis se está sintiendo en todos lados”, aseguró Pinto. A pesar de que algunas panaderías en barrios periféricos no enfrentan los altos alquileres de las zonas más céntricas, el aumento de los insumos sigue siendo un problema generalizado.
Martín también expresó su preocupación por el futuro del país. A su juicio, si no se realiza un cambio económico profundo, el panorama seguirá deteriorándose. Según su visión, las decisiones que se toman desde el gobierno central no parecen tener en cuenta la realidad del día a día de la gente común, que no tiene el poder adquisitivo para seguir comprando productos básicos como el pan. “El cambio tiene que ser radical. Las pymes son el corazón de este país y están siendo abandonadas”, lamentó Pinto, quien alertó sobre el cierre masivo de pequeñas empresas en todo el país.
Uno de los principales reclamos de los panaderos es que los insumos necesarios para la producción de pan, como la harina, empiecen a estar dolarizados. “A nosotros nos dolarizaron todo, pero el pan sigue en pesos. Es necesario un cambio en ese sentido, porque si no, simplemente no podemos seguir”, señaló Pinto. Además, hizo un llamado a que los políticos de turno se concentren más en las necesidades inmediatas de la población, en lugar de centrarse solo en la macroeconomía.
En apenas 18 meses, más de 16.000 pequeñas y medianas empresas han cerrado en Argentina, una cifra alarmante que pone en evidencia la magnitud de la crisis. “Ni siquiera en la pandemia hubo tantos cierres”, comentó Pinto. Esta situación es aún más grave cuando se considera que muchas de esas pymes son panaderías, que en su mayoría tienen historias familiares de décadas.
Otro de los problemas que enfrentan las panaderías es la creciente inseguridad. Los robos y ataques a mano armada se han vuelto una preocupación constante para los panaderos. Pinto relató que en su región, en Merlo, y en muchas otras partes del país, la situación de inseguridad es cada vez más preocupante. “Salimos todos los días a trabajar a las 4 de la mañana sin saber si vamos a volver”, expresó con preocupación. La inseguridad ha aumentado en todo el país, afectando no solo a los panaderos, sino también a sus empleados y clientes.
Pinto concluyó con un mensaje claro: la incertidumbre está marcando el rumbo de las panaderías. La situación de los panaderos es crítica, y no parece haber un panorama cercano de solución. “Hoy no sabemos qué va a pasar mañana. La situación es tan cambiante que no sabemos si mañana tendremos que cerrar nuestras puertas”, indicó Pinto, destacando el dolor personal que sienten los panaderos, muchos de los cuales han visto a sus familias perder un negocio que fue legado de generación en generación.