Luis Fondebrider: "Todos los días es 24 de marzo para nosotros"

En 1984, por fuerza de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) y Abuelas de Plaza de Mayo, nació del Equipo Argentino de Antropología Forense, que trabaja en buscar, recuperar e identificar los restos de personas desaparecidas. A 45 años del comienzo de la última dictadura cívico militar, hablamos con uno de sus fundadores, Luis Fondebrider. 

"Las fechas de este tipo siempre sirven para reflexionar y pensar que nos pasó como nos pasó. Hace 37 años trabajamos buscando los cuerpos de las personas desaparecidas entre otras cosas y de alguna manera todos los días es 24 de marzo para nosotros porque estamos sumergidos en el pasado reciente de Argentina", comentó en IP Noticias.

Fonderbrider contó también cómo el modelo de trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense fue plasmado en 56 países del mundo, donde capacitan y forman gente. "Tiene que ver con aportar una visión diferente desde la ciencia multidisciplinaria para dar respuestas concretas a esos familiares que quieren saber que ha pasado con las víctimas y que se haga justicia", dijo.

En 1984, por fuerza de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) y Abuelas de Plaza de Mayo, nació del Equipo Argentino de Antropología Forense, que trabaja en buscar, recuperar e identificar los restos de personas desaparecidas. A 45 años del comienzo de la última dictadura cívico militar, hablamos con uno de sus fundadores, Luis Fondebrider. 

"Las fechas de este tipo siempre sirven para reflexionar y pensar que nos pasó como nos pasó. Hace 37 años trabajamos buscando los cuerpos de las personas desaparecidas entre otras cosas y de alguna manera todos los días es 24 de marzo para nosotros porque estamos sumergidos en el pasado reciente de Argentina", comentó en IP Noticias.

Fonderbrider contó también cómo el modelo de trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense fue plasmado en 56 países del mundo, donde capacitan y forman gente. "Tiene que ver con aportar una visión diferente desde la ciencia multidisciplinaria para dar respuestas concretas a esos familiares que quieren saber que ha pasado con las víctimas y que se haga justicia", dijo.

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Ex ESMA: el centro de clandestino más grande de la última dictadura

"Conservar los lugares donde fueron asesinadas miles de víctimas obedece a un doble propósito: rendirles un homenaje permanente y al mismo tiempo recordar ese capítulo oscuro de la historia de la humanidad para afirmar el “Nunca más” a la repetición de los crímenes", dice en el sitio web del Espacio Memoria y Derechos Humanos, ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), donde funcionó el centro de clandestino de detención tortura y exterminio más grande de la última dictadura cívico militar.

El predio de 17 hectáreas ubicado sobre Avenida del Libertador 8151 / 8571 fue originalmente cedido en 1924 por la Ciudad de Buenos aires al Ministerio de Marina para que fueran utilizados con fines educativos. En el decreto se aclaró que ese debiera ser el único fin de dichas instalaciones. 

Durante más de 50 años funcionó allí la Escuela de Mecánica, la Escuela de Guerra Naval y el Casino de Oficiales. Había carreras técnicas como Electrónica, Aeronáutica, Mecánica Naval, Operación Técnica de Radio, Meteorología, Oceanografía, entre otras. 

Ante el golpe de Estado entre el 14 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, las instalaciones del Casino de Oficiales fueron el centro de operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 (GT 3.3.2), creado por el almirante Emilio Massera. Allí fueron secuestradas alrededor de 5 mil personas, hoy desaparecidas. A su vez funcionó una sala clandestina de maternidad donde nacieron y robaron al menos 34 bebes.

En 2004, gracias al trabajo de los sobrevivientes y los organismos de Derechos Humanos, el espacio fue comprendido por la justicia como “un testimonio de verdad y una prueba judicial sobre el horroroso y vergonzante pasado de nuestro país” y hoy es un espacio de memoria colectiva.

"Conservar los lugares donde fueron asesinadas miles de víctimas obedece a un doble propósito: rendirles un homenaje permanente y al mismo tiempo recordar ese capítulo oscuro de la historia de la humanidad para afirmar el “Nunca más” a la repetición de los crímenes", dice en el sitio web del Espacio Memoria y Derechos Humanos, ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), donde funcionó el centro de clandestino de detención tortura y exterminio más grande de la última dictadura cívico militar.

El predio de 17 hectáreas ubicado sobre Avenida del Libertador 8151 / 8571 fue originalmente cedido en 1924 por la Ciudad de Buenos aires al Ministerio de Marina para que fueran utilizados con fines educativos. En el decreto se aclaró que ese debiera ser el único fin de dichas instalaciones. 

Durante más de 50 años funcionó allí la Escuela de Mecánica, la Escuela de Guerra Naval y el Casino de Oficiales. Había carreras técnicas como Electrónica, Aeronáutica, Mecánica Naval, Operación Técnica de Radio, Meteorología, Oceanografía, entre otras. 

Ante el golpe de Estado entre el 14 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, las instalaciones del Casino de Oficiales fueron el centro de operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 (GT 3.3.2), creado por el almirante Emilio Massera. Allí fueron secuestradas alrededor de 5 mil personas, hoy desaparecidas. A su vez funcionó una sala clandestina de maternidad donde nacieron y robaron al menos 34 bebes.

En 2004, gracias al trabajo de los sobrevivientes y los organismos de Derechos Humanos, el espacio fue comprendido por la justicia como “un testimonio de verdad y una prueba judicial sobre el horroroso y vergonzante pasado de nuestro país” y hoy es un espacio de memoria colectiva.

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Rubén López y el recuerdo de Jorge Julio, su padre desaparecido

Rubén López es el hijo de Jorge Julio López, militante, víctima de desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar y sobreviviente, que declaró como testigo, ya con la democracia instaurada, en los Juicios por la Verdad donde finalmente se le dictó cadena perpetua al genocida Miguel Etchecolatz. Días previos a la declaración y sentencia, el 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López fue desaparecido sin dejar rastro alguno.

“Hoy estamos conmemorando lo que fue la dictadura y, en lo personal y particular, esta segunda desaparición en plena democracia que aún hoy en día no tenemos explicación, es lo más difícil de sobrellevar”, expresó Rubén Lopez en diálogo con Paloma Bokser y Nicolás Artusi en Imagen Positiva. “Son días que también tenemos que contar y transmitir las vivencias que hemos tenido nosotros como familia pero también como colectivo y país, a los más jóvenes, para que tengan las herramientas para poder prever este tipo de acciones y no vuelvan a pasar”, manifestó.

“Mi viejo era un tipo comprometido con la causa, con la lucha”, "dijo Rubén acerca de su padre, el vínculo con la militancia y su necesidad de exponer la verdad ante los tribunales de la Justicia. “Tenía esa necesidad de contar cómo había visto que mataban a Patricia Dell’Orto, a Ambrosio De Marco, Norberto Rodas, todos chicos jóvenes que estaban en la Unidad Básica, que todavía hoy se siguen buscando sus cuerpos”, expresó.

Rubén López es el hijo de Jorge Julio López, militante, víctima de desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar y sobreviviente, que declaró como testigo, ya con la democracia instaurada, en los Juicios por la Verdad donde finalmente se le dictó cadena perpetua al genocida Miguel Etchecolatz. Días previos a la declaración y sentencia, el 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López fue desaparecido sin dejar rastro alguno.

“Hoy estamos conmemorando lo que fue la dictadura y, en lo personal y particular, esta segunda desaparición en plena democracia que aún hoy en día no tenemos explicación, es lo más difícil de sobrellevar”, expresó Rubén Lopez en diálogo con Paloma Bokser y Nicolás Artusi en Imagen Positiva. “Son días que también tenemos que contar y transmitir las vivencias que hemos tenido nosotros como familia pero también como colectivo y país, a los más jóvenes, para que tengan las herramientas para poder prever este tipo de acciones y no vuelvan a pasar”, manifestó.

“Mi viejo era un tipo comprometido con la causa, con la lucha”, "dijo Rubén acerca de su padre, el vínculo con la militancia y su necesidad de exponer la verdad ante los tribunales de la Justicia. “Tenía esa necesidad de contar cómo había visto que mataban a Patricia Dell’Orto, a Ambrosio De Marco, Norberto Rodas, todos chicos jóvenes que estaban en la Unidad Básica, que todavía hoy se siguen buscando sus cuerpos”, expresó.

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24 de Marzo: a 45 años del Golpe de Estado

Hoy 24 de marzo es el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Este año el aniversario alcanzó una cifra contundente: se cumplen 45 años del Golpe de Estado que instauró una sangrienta dictadura cívico-militar y dejó tras de sí una oprobiosa huella de terrorismo de Estado nunca antes vivido en la historia argentina. La desaparición forzada de personas, el robo de bebés, las torturas en centros clandestinos y un plan económico perverso para las mayorías populares, son marcas indelebles de ese oscuro período. 

La ley 25.633 promulgada en 2002 que establece en su artículo 1° “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976”, resulta el marco formal de una jornada de memoria, reflexión y análisis crítico de nuestro pasado reciente que nos invita a renovar -cada año- el compromiso por una Argentina democrática que nunca más corrompa los Derechos Humanos. 

Una transmisión especial de IP Noticias desde el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, a lo largo de toda la jornada, se suma a la consigna #PlantamosMemoria del día de hoy.


 

Hoy 24 de marzo es el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Este año el aniversario alcanzó una cifra contundente: se cumplen 45 años del Golpe de Estado que instauró una sangrienta dictadura cívico-militar y dejó tras de sí una oprobiosa huella de terrorismo de Estado nunca antes vivido en la historia argentina. La desaparición forzada de personas, el robo de bebés, las torturas en centros clandestinos y un plan económico perverso para las mayorías populares, son marcas indelebles de ese oscuro período. 

La ley 25.633 promulgada en 2002 que establece en su artículo 1° “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976”, resulta el marco formal de una jornada de memoria, reflexión y análisis crítico de nuestro pasado reciente que nos invita a renovar -cada año- el compromiso por una Argentina democrática que nunca más corrompa los Derechos Humanos. 

Una transmisión especial de IP Noticias desde el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, a lo largo de toda la jornada, se suma a la consigna #PlantamosMemoria del día de hoy.


 

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La música durante la dictadura: cómo crear arte de resistencia

La rebelión en el arte es intrínseca. La circulación de cualquier movimiento artístico funciona como una invitación a cuestionar, gritar, reclamar o incitar. Este es el poder al que recelan las dictaduras. Durante el último golpe de estado, la violenta y constante quema de libros, por ser considerada “documentación perniciosa que afecta el intelecto” según el Teniente Coronel Jorge Eduardo Gorleri, escondió cientos de ideas, opiniones y datos necesarios para construir valiosa información. Incluso, se prohibieron canciones que no necesariamente hablaban de la situación política-social, como Me gusta ese tajo de Pescado Rabioso o Do You Think I’m Sexy de Rod Stewart. 

Hubo muchos y muchas valientes que alzaron la voz con ingenio y arte de resistencia. He aquí tres obras musicales que, durante la dictadura, retrataron el clima que rondaba. Y lograron ser escuchados.

Canción de Alicia en el país, canción de Serú Girán (1980)

El mundo de Alicia es, en este caso, una metáfora de la realidad vivida en la Argentina. Por ejemplo, Alicia representa al pueblo argentino, y cuando dice “Se acabó este juego que te hacía feliz”, hace alusión a la democracia. 

Serenata para la tierra de uno, álbum de Mercedes Sosa (1979)

El título es un homenaje al tema homónimo de María Elena Walsh. Dice la canción: “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”. Poco después fue detenida en la ciudad de La Plata mientras realizaba un show, junto con toda la gente que estaba allí. El miedo la llevó a exiliarse primero en París y luego en Madrid.

Como la cigarra, canción de María Elena Walsh (1973)

"Tantas veces me borraron, tantas desaparecí", canta Walsh. A pesar de que el tema fue editado antes del último golpe de estado, fue un emblema en la época; y lógicamente, censurado por el gobierno de facto. Las presiones llevaron a que la artista dejara de cantar en público en 1978. Además de esta canción, muchos de sus temas se convirtieron en símbolo de la lucha por la democracia, como Canción de cuna para un gobernante o No bombardeen Buenos Aires.

La rebelión en el arte es intrínseca. La circulación de cualquier movimiento artístico funciona como una invitación a cuestionar, gritar, reclamar o incitar. Este es el poder al que recelan las dictaduras. Durante el último golpe de estado, la violenta y constante quema de libros, por ser considerada “documentación perniciosa que afecta el intelecto” según el Teniente Coronel Jorge Eduardo Gorleri, escondió cientos de ideas, opiniones y datos necesarios para construir valiosa información. Incluso, se prohibieron canciones que no necesariamente hablaban de la situación política-social, como Me gusta ese tajo de Pescado Rabioso o Do You Think I’m Sexy de Rod Stewart. 

Hubo muchos y muchas valientes que alzaron la voz con ingenio y arte de resistencia. He aquí tres obras musicales que, durante la dictadura, retrataron el clima que rondaba. Y lograron ser escuchados.

Canción de Alicia en el país, canción de Serú Girán (1980)

El mundo de Alicia es, en este caso, una metáfora de la realidad vivida en la Argentina. Por ejemplo, Alicia representa al pueblo argentino, y cuando dice “Se acabó este juego que te hacía feliz”, hace alusión a la democracia. 

Serenata para la tierra de uno, álbum de Mercedes Sosa (1979)

El título es un homenaje al tema homónimo de María Elena Walsh. Dice la canción: “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”. Poco después fue detenida en la ciudad de La Plata mientras realizaba un show, junto con toda la gente que estaba allí. El miedo la llevó a exiliarse primero en París y luego en Madrid.

Como la cigarra, canción de María Elena Walsh (1973)

"Tantas veces me borraron, tantas desaparecí", canta Walsh. A pesar de que el tema fue editado antes del último golpe de estado, fue un emblema en la época; y lógicamente, censurado por el gobierno de facto. Las presiones llevaron a que la artista dejara de cantar en público en 1978. Además de esta canción, muchos de sus temas se convirtieron en símbolo de la lucha por la democracia, como Canción de cuna para un gobernante o No bombardeen Buenos Aires.

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Analía Kalinec, hija de un genocida, cuenta su historia familiar

Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias desobedientes, una agrupación de familiares de genocidas que rechazan el accionar de sus familiares durante la dictadura.Su padre, Eduardo Emilio Kalinec -ex comisario de la Policía Federal, conocido como el tenebroso "Doctor K"- actualmente cumple condena por delitos cometidos en el llamado Circuito ABO -acrónimo de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo.

En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Analía estuvo en diálogo con Ariel Aleart y Alejandra Martínez en el noticiero de IP. “Mi mamá me llama y me dice ‘no te asustes, papá está preso’. Yo no entendía”, cuenta la activista por los Derechos Humanos sobre el día en que comenzó a conocer la verdad sobre su padre. 

Analía concurrió a la universidad pública y poco a poco se alejó del camino de su familia. “Este posicionamiento tiene un costo emocional muy alto”, señala. “Fue un proceso oscuro, de mucha contradicción entre el mandato de lealtad familiar, frente a un deber social”, expresa sobre la decisión de repudiar públicamente a su padre y decidir militar por los DDHH.

“Yo me posiciono políticamente en el lugar de hija de un genocida para decirle ‘mirá, tu propia hija te repudia y yo desde este lugar te reclamo que cuentes lo que sabés’”, dice Kalinec. “Él sigue justificando lo que hizo”, señala y luego enfatiza en que “la reinserción social es inadmisible en estas personas que, como mi papá, conservan información importante y se niegan a decirla, acerca de dónde están los desaparecidos, qué pasó con los bebés nacidos en cautiverio. Siguen generando daño, eligen seguir guardando silencio”.

Podes ver IP Noticias primera edición, conducido por Ariel Aleart y Alejandra Martínez, de lunes a viernes de 7 a 9 de la mañana

Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias desobedientes, una agrupación de familiares de genocidas que rechazan el accionar de sus familiares durante la dictadura.Su padre, Eduardo Emilio Kalinec -ex comisario de la Policía Federal, conocido como el tenebroso "Doctor K"- actualmente cumple condena por delitos cometidos en el llamado Circuito ABO -acrónimo de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo.

En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Analía estuvo en diálogo con Ariel Aleart y Alejandra Martínez en el noticiero de IP. “Mi mamá me llama y me dice ‘no te asustes, papá está preso’. Yo no entendía”, cuenta la activista por los Derechos Humanos sobre el día en que comenzó a conocer la verdad sobre su padre. 

Analía concurrió a la universidad pública y poco a poco se alejó del camino de su familia. “Este posicionamiento tiene un costo emocional muy alto”, señala. “Fue un proceso oscuro, de mucha contradicción entre el mandato de lealtad familiar, frente a un deber social”, expresa sobre la decisión de repudiar públicamente a su padre y decidir militar por los DDHH.

“Yo me posiciono políticamente en el lugar de hija de un genocida para decirle ‘mirá, tu propia hija te repudia y yo desde este lugar te reclamo que cuentes lo que sabés’”, dice Kalinec. “Él sigue justificando lo que hizo”, señala y luego enfatiza en que “la reinserción social es inadmisible en estas personas que, como mi papá, conservan información importante y se niegan a decirla, acerca de dónde están los desaparecidos, qué pasó con los bebés nacidos en cautiverio. Siguen generando daño, eligen seguir guardando silencio”.

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Quema de libros y censura en la dictadura: un plan sistemático para desinformar y silenciar

Durante la última dictadura cívico militar, que se instaló a partir de 1976, el silencio y la censura fueron protagonistas en cada biblioteca a lo largo y ancho del país. Bajo orden estricta del gobierno de facto, cientos de libros fueron prohibidos, secuestrados, retirados de circulación y hasta fueron quemados.

Fue parte del plan sistemático para mantener en pie la desinformación y para infundir el miedo que tanto recorría las calles en aquel entonces. La censura de libros fue uno de los métodos más eficaces de los militares para oprimir y silenciar a la sociedad, para que las ideas y conocimientos quedaran encajonados en la clandestinidad. Algunos libros no fueron recuperados, otros fueron reeditados en democracia y otros miles se escribieron a lo largo de este siglo. 

Lecturas sobre los años de la dictadura

  • Los Topos de Félix Bruzzone. Este libro escrito en 2008 cuenta la historia que vincula a un miembro de la agrupación H.I.J.O.S y a una travesti que, años después de la dictadura, también fue desaparecida. La búsqueda es el tema central del relato.
  • La casa de los conejos de Laura Alcoba. La escritora cuenta su experiencia en la casa operativa de Montoneros en los años '70, donde su perspectiva como niña recita su vivencia en un criadero de conejos que era fachada pública de una casa clandestina de Montoneros. 
  • A veinte años, Luz de Elsa Osorio. Una trama que presenta la angustia de la búsqueda por la identidad, cuando la protagonista descubre que no es hija de sus padres ni nieta del militar Alfonso Dufau.

Durante la última dictadura cívico militar, que se instaló a partir de 1976, el silencio y la censura fueron protagonistas en cada biblioteca a lo largo y ancho del país. Bajo orden estricta del gobierno de facto, cientos de libros fueron prohibidos, secuestrados, retirados de circulación y hasta fueron quemados.

Fue parte del plan sistemático para mantener en pie la desinformación y para infundir el miedo que tanto recorría las calles en aquel entonces. La censura de libros fue uno de los métodos más eficaces de los militares para oprimir y silenciar a la sociedad, para que las ideas y conocimientos quedaran encajonados en la clandestinidad. Algunos libros no fueron recuperados, otros fueron reeditados en democracia y otros miles se escribieron a lo largo de este siglo. 

Lecturas sobre los años de la dictadura

  • Los Topos de Félix Bruzzone. Este libro escrito en 2008 cuenta la historia que vincula a un miembro de la agrupación H.I.J.O.S y a una travesti que, años después de la dictadura, también fue desaparecida. La búsqueda es el tema central del relato.
  • La casa de los conejos de Laura Alcoba. La escritora cuenta su experiencia en la casa operativa de Montoneros en los años '70, donde su perspectiva como niña recita su vivencia en un criadero de conejos que era fachada pública de una casa clandestina de Montoneros. 
  • A veinte años, Luz de Elsa Osorio. Una trama que presenta la angustia de la búsqueda por la identidad, cuando la protagonista descubre que no es hija de sus padres ni nieta del militar Alfonso Dufau.
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La historia de Miguel Sánchez: el primer deportista federado desaparecido

Miguel Benancio Sánchez nació el 6 de noviembre de 1952 en el “Barrio de Las Moras” de Bella Vista, cabecera del Departamento Leales de la provincia de Tucumán. Era empleado en la casa matriz del Banco de la Provincia de Buenos Aires, poeta vocacional. Como atleta maratonista, estaba federado por Independiente de Avellaneda.

En la madrugada del 8 de enero de 1978 un grupo de hombres vestidos con ropa deportiva y corte militar se lo llevó de su casa. Tiempo después fue visto por última vez en "El Vesubio" -el centro clandestino de detención y torturas ubicado cerca de la Autopista Ricchieri, por donde pasaron el escritor Haroldo Conti, el historietista Héctor Oesterheld y el cineasta Raymundo Gleyzer-. Miguel tenía 25 años y nunca más se supo algo de él. Su caso es emblemático para reflejar la huella trágica que la dictadura dejó en el mundo del deporte.

Según la tercera edición de libro “Deporte, Desaparecidos y Dictadura” de Gustavo Veiga -prologada por Claudio Tamburrini, ex arquero, filósofo, detenido en “La Mansión Seré de la que logró escapar para exiliarse en Suecia-, hubo 220 deportistas desaparecidos y desaparecidas que -tal fue su “delito”- además eran militantes políticos. La historia de Miguel Sanchez impactó especialmente al periodista italiano Valerio Piccioni del prestigioso periódico deportivo La Gazzetta dello Sport. Publicó el libro La corsa de Miguel (La carrera de Miguel) y desde 2000 organiza una carrera en su memoria que lleva el mismo nombre. La iniciativa cruzó el Atlántico y se replicó en Argentina: en su pueblo natal tucumano, en su ciudad adoptiva Berazategui y también en la capital del país. En Buenos Aires desde 2012, el tramo de la calle Crisólogo Larralde que va de la Avenida Libertador hasta la avenida Lugones lleva su nombre: es el camino que conduce al CENARD, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo donde los atletas entrenan sus sueños.

Miguel Benancio Sánchez nació el 6 de noviembre de 1952 en el “Barrio de Las Moras” de Bella Vista, cabecera del Departamento Leales de la provincia de Tucumán. Era empleado en la casa matriz del Banco de la Provincia de Buenos Aires, poeta vocacional. Como atleta maratonista, estaba federado por Independiente de Avellaneda.

En la madrugada del 8 de enero de 1978 un grupo de hombres vestidos con ropa deportiva y corte militar se lo llevó de su casa. Tiempo después fue visto por última vez en "El Vesubio" -el centro clandestino de detención y torturas ubicado cerca de la Autopista Ricchieri, por donde pasaron el escritor Haroldo Conti, el historietista Héctor Oesterheld y el cineasta Raymundo Gleyzer-. Miguel tenía 25 años y nunca más se supo algo de él. Su caso es emblemático para reflejar la huella trágica que la dictadura dejó en el mundo del deporte.

Según la tercera edición de libro “Deporte, Desaparecidos y Dictadura” de Gustavo Veiga -prologada por Claudio Tamburrini, ex arquero, filósofo, detenido en “La Mansión Seré de la que logró escapar para exiliarse en Suecia-, hubo 220 deportistas desaparecidos y desaparecidas que -tal fue su “delito”- además eran militantes políticos. La historia de Miguel Sanchez impactó especialmente al periodista italiano Valerio Piccioni del prestigioso periódico deportivo La Gazzetta dello Sport. Publicó el libro La corsa de Miguel (La carrera de Miguel) y desde 2000 organiza una carrera en su memoria que lleva el mismo nombre. La iniciativa cruzó el Atlántico y se replicó en Argentina: en su pueblo natal tucumano, en su ciudad adoptiva Berazategui y también en la capital del país. En Buenos Aires desde 2012, el tramo de la calle Crisólogo Larralde que va de la Avenida Libertador hasta la avenida Lugones lleva su nombre: es el camino que conduce al CENARD, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo donde los atletas entrenan sus sueños.

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#NuncaMás: Recuperó su casa usurpada durante la dictadura

Nicolás Placci tiene 44 años y en enero de 2021 pudo recuperar la casa donde vivió seis meses con sus papás, hasta que el 8 de diciembre de 1976 fueron secuestrados por la última dictadura cívico militar.

"Antes de entrar, yo tenía toda la ilusión de que al entrar a la casa se me despierten un montón de recuerdos y que pueda finalmente recordar a mi mamá y a mi papá", le cuenta Nicolás a Lupita Rolón, quién lo entrevistó acompañada por una cámara de IP 

Su mamá Alba Noemí Garófalo, de 22 años, estudiaba para asistente social y su papá Eduardo Daniel Placci, de 21, derecho. Según reconstruyeron por los vecinos, antes del secuestro su mamá lo dejó al cuidado de los vecinos en frente a la casa en la localidad de San Martín y días después sus abuelos fueron a buscarlo. 

La casa estuvo todo este tiempo usurpada por un expolicía y su familia y recién el 19 de enero, cuando finalmente pudo recuperarla, encontró las instalaciones destrozadas. Para Nicolás hay un mensaje claro en los daños: "es un claro mensaje de odio". 

"Yo doy vuelta la página y doy vuelta otra, y otra más y en todas ellas faltan mis padres. No se que pasó con ellos. muy pocas personas pueden empatizar con eso y ponerse realmente en mis zapatos". 

Nicolás Placci tiene 44 años y en enero de 2021 pudo recuperar la casa donde vivió seis meses con sus papás, hasta que el 8 de diciembre de 1976 fueron secuestrados por la última dictadura cívico militar.

"Antes de entrar, yo tenía toda la ilusión de que al entrar a la casa se me despierten un montón de recuerdos y que pueda finalmente recordar a mi mamá y a mi papá", le cuenta Nicolás a Lupita Rolón, quién lo entrevistó acompañada por una cámara de IP 

Su mamá Alba Noemí Garófalo, de 22 años, estudiaba para asistente social y su papá Eduardo Daniel Placci, de 21, derecho. Según reconstruyeron por los vecinos, antes del secuestro su mamá lo dejó al cuidado de los vecinos en frente a la casa en la localidad de San Martín y días después sus abuelos fueron a buscarlo. 

La casa estuvo todo este tiempo usurpada por un expolicía y su familia y recién el 19 de enero, cuando finalmente pudo recuperarla, encontró las instalaciones destrozadas. Para Nicolás hay un mensaje claro en los daños: "es un claro mensaje de odio". 

"Yo doy vuelta la página y doy vuelta otra, y otra más y en todas ellas faltan mis padres. No se que pasó con ellos. muy pocas personas pueden empatizar con eso y ponerse realmente en mis zapatos". 

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El Presidente encabezó el homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

A un día de conmemorar los 45 años del último golpe de Estado, el presidente Alberto Fernández encabezó un acto donde homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, “un conjunto de mujeres que tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad”. A su vez, se les entregó el premio Juana Azurduy por la lucha en defensa de los Derechos Humanos.

En su discurso, el mandatario también se refirió a las y los jóvenes que no vivieron el terrorismo de Estado. “Muchos jóvenes no entienden la violencia perversa de la dictadura”, manifestó y señaló: “Hubo jóvenes que pagaron con su vida el solo hecho de pensar”. 

“En esa sociedad aterrada apareció un grupo de Madres a preguntar dónde estaban sus hijos. La verdad es que tuvimos una tragedia y esa tragedia tuvo a un grupo de mujeres plantándose con el amor”, expresó Fernández al entregarles los premios.

A un día de conmemorar los 45 años del último golpe de Estado, el presidente Alberto Fernández encabezó un acto donde homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, “un conjunto de mujeres que tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad”. A su vez, se les entregó el premio Juana Azurduy por la lucha en defensa de los Derechos Humanos.

En su discurso, el mandatario también se refirió a las y los jóvenes que no vivieron el terrorismo de Estado. “Muchos jóvenes no entienden la violencia perversa de la dictadura”, manifestó y señaló: “Hubo jóvenes que pagaron con su vida el solo hecho de pensar”. 

“En esa sociedad aterrada apareció un grupo de Madres a preguntar dónde estaban sus hijos. La verdad es que tuvimos una tragedia y esa tragedia tuvo a un grupo de mujeres plantándose con el amor”, expresó Fernández al entregarles los premios.

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La historia del Equipo Argentino de Antropología Forense y su rol después de la dictadura

Hace 45 años, las fuerzas armadas perpetraban el sexto golpe de Estado e inauguraban así la época más oscura y sangrienta que haya atravesado Argentina. El terrorismo de Estado, las desapariciones de personas, el robo de bebés, las violaciones sistemáticas a mujeres y las tantas otras formas de tortura eran prácticas cotidianas por parte de los militares y permanecían silenciadas de forma sistemática por un plan diseñado para mantener desinformada a la gente.

No fue hasta el nacimiento del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que la identidad y la dignidad de las víctimas de estos delitos de lesa humanidad pudieron ser devueltas en muchos casos, aunque no todos y todas todavía.

A comienzos de 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y las Abuelas de Plaza de Mayo solicitaron la asistencia de Eric Strover, director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), para saber qué pasó con los desaparecidos y los bebés robados. Ahora bien, fue uno de sus miembros, el Dr. Clyde Snow, uno de los antropólogos forenses más destacados del mundo, quien recurrió a arqueólogos, antropólogos y médicos para realizar las exhumaciones y los análisis de restos óseos con metodología científica, dando forma así al EAAF.

Desde entonces, múltiples investigaciones se han llevado a cabo y le han devuelto la identidad a miles de víctimas del terrorismo estatal. Incluso, el testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares fue crucial para demostrar científicamente el asesinato de los desaparecidos a partir del análisis de los restos recuperados de fosas clandestinas. 

Hoy el EAAF goza de un prestigio internacional sin iguales y su trabajo ha vislumbrado importantes hallazgos como el cuerpo de Ernesto “Che” Guevara y los soldados muertos en Malvinas. El Equipo también ha sido solicitado en investigaciones como el caso de Luciano Arruga, Santiago Maldonado, el atentado a la AMIA, la masacre indígena de Napalpí ocurrida hace más de un siglo, e incluso a nivel internacional, en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México.

Hace 45 años, las fuerzas armadas perpetraban el sexto golpe de Estado e inauguraban así la época más oscura y sangrienta que haya atravesado Argentina. El terrorismo de Estado, las desapariciones de personas, el robo de bebés, las violaciones sistemáticas a mujeres y las tantas otras formas de tortura eran prácticas cotidianas por parte de los militares y permanecían silenciadas de forma sistemática por un plan diseñado para mantener desinformada a la gente.

No fue hasta el nacimiento del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que la identidad y la dignidad de las víctimas de estos delitos de lesa humanidad pudieron ser devueltas en muchos casos, aunque no todos y todas todavía.

A comienzos de 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y las Abuelas de Plaza de Mayo solicitaron la asistencia de Eric Strover, director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), para saber qué pasó con los desaparecidos y los bebés robados. Ahora bien, fue uno de sus miembros, el Dr. Clyde Snow, uno de los antropólogos forenses más destacados del mundo, quien recurrió a arqueólogos, antropólogos y médicos para realizar las exhumaciones y los análisis de restos óseos con metodología científica, dando forma así al EAAF.

Desde entonces, múltiples investigaciones se han llevado a cabo y le han devuelto la identidad a miles de víctimas del terrorismo estatal. Incluso, el testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares fue crucial para demostrar científicamente el asesinato de los desaparecidos a partir del análisis de los restos recuperados de fosas clandestinas. 

Hoy el EAAF goza de un prestigio internacional sin iguales y su trabajo ha vislumbrado importantes hallazgos como el cuerpo de Ernesto “Che” Guevara y los soldados muertos en Malvinas. El Equipo también ha sido solicitado en investigaciones como el caso de Luciano Arruga, Santiago Maldonado, el atentado a la AMIA, la masacre indígena de Napalpí ocurrida hace más de un siglo, e incluso a nivel internacional, en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México.

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Un país amordazado: cómo operó la desaparición de periodistas durante la última dictadura argentina

El 24 de marzo de 1976 la Junta de Comandantes en Jefe dio a conocer una serie de comunicados que dictaban las medidas que operarían en el país como parte de lo que ellos llamaron Proceso de Reorganización Nacional. Durante la última dictadura, a través del comunicado N°19 se notificó que sería “reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales”.

No fue solo una embestida hacia la cultura y el arte −dos esferas que se perciben como amenazas para cualquier dictadura−, sino que fue parte de un plan para encubrir delitos de lesa humanidad y mantener desinformada a la gente.

Este comunicado, el N°19, fue utilizado por la Junta Militar para, con entonces total impunidad, realizar la quema de libros en bibliotecas públicas y privadas, intervenir la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa y expulsar corresponsales de agencias extranjeras. Muchos periodistas se exiliaron para salvar sus vidas, como Miriam Lewin y Olga Wornat. Otros padecieron detenciones y prisión sin proceso judicial de por medio, la desaparición y la muerte.

Entre otros desaparecidos, se encuentran Rodolfo Jorge Walsh, Héctor Ernesto Demarchi (redactor El Cronista Comercial), Enrique Raab (Clarín y La Opinión), Haroldo Pedro Conti (revista Crisis).

“Había que hacer sentir a quienes trabajaban en el medio de prensa todo el peso del aparato terrorista, para desalentar de antemano el menor intento de crítica al gobierno, impedir así sea el menor indicio que confirmara públicamente la espantosa suerte reservada a las miles de víctimas de los cotidianos secuestros”, dice el informe de la CONADEP “Nunca más”. Y agrega: “[...] A pesar de ser uno de los problemas más graves que afectó el país, o quizás por ello mismo, se mantuvo desinformada a la opinión pública sobre lo que estaba sucediendo. [...] La consecuencia fue que amplios sectores de la población creyeron ingenuamente en la inexistencia del problema, o al enterarse de los casos concretos , incurrieron en incredulidad, o a lo sumo, restaron importancia”.

Así fue como el 22 de abril, una notificación interna del diario cordobés La voz del interior, que iba dirigido a su redacción, indicaba: “Por disposición de esta Dirección y con motivo de las directivas del Comando del III Cuerpo de Ejército en el día de la fecha, no se deberán publicar reclamos de familias de presuntos detenidos que deseen conocer su paradero”.

 

El 24 de marzo de 1976 la Junta de Comandantes en Jefe dio a conocer una serie de comunicados que dictaban las medidas que operarían en el país como parte de lo que ellos llamaron Proceso de Reorganización Nacional. Durante la última dictadura, a través del comunicado N°19 se notificó que sería “reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales”.

No fue solo una embestida hacia la cultura y el arte −dos esferas que se perciben como amenazas para cualquier dictadura−, sino que fue parte de un plan para encubrir delitos de lesa humanidad y mantener desinformada a la gente.

Este comunicado, el N°19, fue utilizado por la Junta Militar para, con entonces total impunidad, realizar la quema de libros en bibliotecas públicas y privadas, intervenir la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa y expulsar corresponsales de agencias extranjeras. Muchos periodistas se exiliaron para salvar sus vidas, como Miriam Lewin y Olga Wornat. Otros padecieron detenciones y prisión sin proceso judicial de por medio, la desaparición y la muerte.

Entre otros desaparecidos, se encuentran Rodolfo Jorge Walsh, Héctor Ernesto Demarchi (redactor El Cronista Comercial), Enrique Raab (Clarín y La Opinión), Haroldo Pedro Conti (revista Crisis).

“Había que hacer sentir a quienes trabajaban en el medio de prensa todo el peso del aparato terrorista, para desalentar de antemano el menor intento de crítica al gobierno, impedir así sea el menor indicio que confirmara públicamente la espantosa suerte reservada a las miles de víctimas de los cotidianos secuestros”, dice el informe de la CONADEP “Nunca más”. Y agrega: “[...] A pesar de ser uno de los problemas más graves que afectó el país, o quizás por ello mismo, se mantuvo desinformada a la opinión pública sobre lo que estaba sucediendo. [...] La consecuencia fue que amplios sectores de la población creyeron ingenuamente en la inexistencia del problema, o al enterarse de los casos concretos , incurrieron en incredulidad, o a lo sumo, restaron importancia”.

Así fue como el 22 de abril, una notificación interna del diario cordobés La voz del interior, que iba dirigido a su redacción, indicaba: “Por disposición de esta Dirección y con motivo de las directivas del Comando del III Cuerpo de Ejército en el día de la fecha, no se deberán publicar reclamos de familias de presuntos detenidos que deseen conocer su paradero”.

 

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El presidente participó de un homenaje a los trabajadores desaparecidos

Con motivo de cumplirse 45 años del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el sábado se llevó a cabo un acto organizado por H.I.J.O.S capital, la CTA y la CGT en la ex ESMA. Se desarrolló un panel denominado “La clase obrera y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia en la Argentina”.

En el evento participaron integrantes de distintos organismos de Derechos Humanos como Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) y Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Héctor Daer (CGT), Víctor Santa María (Secretario General del SUTERH) y Hugo Yasky (CTA).

El acto lo cerró el presidente de la Nación, Alberto Fernández, que recordó a los trabajadores desaparecidos y resaltó: “El 24 de marzo empezó la mayor tragedia de la sociedad argentina, que no debemos olvidar nunca". Agregó que "los trabajadores que no están, luchaban por una sociedad más justa”.

 

Con motivo de cumplirse 45 años del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el sábado se llevó a cabo un acto organizado por H.I.J.O.S capital, la CTA y la CGT en la ex ESMA. Se desarrolló un panel denominado “La clase obrera y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia en la Argentina”.

En el evento participaron integrantes de distintos organismos de Derechos Humanos como Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) y Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Héctor Daer (CGT), Víctor Santa María (Secretario General del SUTERH) y Hugo Yasky (CTA).

El acto lo cerró el presidente de la Nación, Alberto Fernández, que recordó a los trabajadores desaparecidos y resaltó: “El 24 de marzo empezó la mayor tragedia de la sociedad argentina, que no debemos olvidar nunca". Agregó que "los trabajadores que no están, luchaban por una sociedad más justa”.

 

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Día de la Identidad: La historia de Claudia Poblete

Claudia Victoria Poblete Hlaczik fue secuestrada cuando tenía 8 meses. La trasladaron al Centro Clandestino de Detención "El Olimpo" junto a su mamá, Gertrudis Hlaczik, y a su papá, José Poblete. Ambos todavía están desaparecidos. Ella recuperó su identidad el 7 de febrero del 2000.

Claudia y su abuela e integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, Buscarita Roa, dialogaron con IP Noticias. 

"Reencontrarme con Claudia significó todo", dijo la abuela. Su nieta también contó: "Enfrentar al mundo con la certeza de mi origen significa el verdadero sentido de la identidad".

 

Día Nacional por el Derecho a la Identidad

El 22 de octubre es el Día Nacional por el Derecho a la Identidad en Argentina por el 43° aniversario de Abuelas de Plaza de MayoHay casi 300 nietos y nietas que hoy tienen entre 37 y 44 años y que todavía tienen oculta su identidad.

Si tenés dudas, acercate a Abuelas.

Claudia Victoria Poblete Hlaczik fue secuestrada cuando tenía 8 meses. La trasladaron al Centro Clandestino de Detención "El Olimpo" junto a su mamá, Gertrudis Hlaczik, y a su papá, José Poblete. Ambos todavía están desaparecidos. Ella recuperó su identidad el 7 de febrero del 2000.

Claudia y su abuela e integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, Buscarita Roa, dialogaron con IP Noticias. 

"Reencontrarme con Claudia significó todo", dijo la abuela. Su nieta también contó: "Enfrentar al mundo con la certeza de mi origen significa el verdadero sentido de la identidad".

 

Día Nacional por el Derecho a la Identidad

El 22 de octubre es el Día Nacional por el Derecho a la Identidad en Argentina por el 43° aniversario de Abuelas de Plaza de MayoHay casi 300 nietos y nietas que hoy tienen entre 37 y 44 años y que todavía tienen oculta su identidad.

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