La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que determinó asignar a cada una de las cuatro variantes de coronavirus consideradas “preocupantes” y de “interés” una serie de nombres de acuerdo al alfabeto griego, lo que hará que sean más fáciles de mencionar y recordar.
La opinión pública no solía identificar estas variantes por sus nombres científicos, los cuales continúan siendo difíciles de retener y diferenciar. Es por ello que siempre se optó por nombrar bajo el lugar donde fueron inicialmente detectadas, llamando así a la B.1.17 “variante británica”, a la B.1.351 “variante sudafricana, a la P.1 “variante brasileña, y a la B.1.617.2 “variante india”. No obstante, la OMS consideró la nomenclatura estigmatizante contra los países involucrados y que podría potenciar “cierto grado de desinformación”. Por eso, “para evitar esto y simplificar las comunicaciones al público, la OMS invita a las autoridades nacionales, a los medios de prensa y otras entidades a adoptar estos nuevos nombres. Si bien tienen sus ventajas, estos nombres científicos pueden ser difíciles de decir y recordar y son propensos a ser mal informados. Como resultado, las personas a menudo recurren a variantes de llamadas por los lugares donde se detectan, lo cual es estigmatizante y discriminatorio”, indicó la Organización mediante un comunicado.
A comienzos de junio se dictaminó que las variantes llevarían los siguientes nombres: la B.1.17 (ex británica) sería variante Alfa, a la B.1.351 (ex sudafricana) variante Beta, a la P.1 (exbrasileña/Manaos) variante Gamma y a la B.1.617.2 (ex india) variante Delta. Las otras cepas de interés son siete y corresponden: a la B.1.427 (ex California) como Épsilon; a la P.2 (ex brasileña/Río de Janeiro) como Zeta; la B.1.525 (ex Nigeria) como Eta; P.3 (ex Filipinas) como Theta; B.1.526 (ex Nueva York) como Iota; la variante B.1.617.1 (mutación de la cepa india) como Kappa; y por último, la C.37 (ex Andina) como Lambda.
Estos nombres serán utilizados únicamente con fines de divulgación, pero no reemplazarán los nombres científicos asignados en las investigaciones ya que estos transmiten en sí información científica importante, como el linaje en el que se han encontrado las variaciones del coronavirus original.
¿Por qué cambiar el nombre?
Históricamente, las enfermedades recibieron las nomenclaturas de los lugares donde se pensaba que se desarrollaron, como el virus del Ébola, que toma su nombre del río congoleño. Sin embargo, estas asociaciones pueden ser perjudiciales para esos lugares y muchas veces son inexactas, como es el caso de la “gripe española” de 1918, cuyos orígenes todavía se desconocen.
Un caso particular sucedió en India: el gobierno local ordenó a las plataformas de redes sociales que eliminaran el contenido que se refería a la "variante india". La orden de la administración del primer ministro, Narendra Modi, fue citada como un ejemplo de su sensibilidad a las acusaciones de haber manejado mal el último brote.
Otros casos de gran repercusión fueron los delitos de odio contra los asiáticos tuvieron un gran aumento como resultado de la pandemia, y las asociaciones entre el COVID-19 y el sitio de su primer brote en Wuhan, China.
Los grupos anti-extremistas estadounidenses, como Amnistía Internacional y Stop AAPI Hate (Asian Americans and Pacific Islanders), sostuvieron que el aumento de los ataques contra los asiático-americanos se debió en parte al expresidente Donald Trump, quien se refirió al Covid-19 como el "virus de China". Por ello, llamaron a proteger a quienes sufrieron un incremento repentino de los ataques durante la pandemia.
La epidemióloga de la OMS, Maria Van Kerkhove, dijo sobre la adopción de nuevas variantes de nombres: "Ningún país debe ser estigmatizado por detectar y notificar variantes". En lo que respecta a la Argentina, el último informe de Proyecto PAIS sobre la situación epidemiológica hasta el 19 de mayo de 2021 y publicado el 7 de junio pasado, ya comenzó a utilizar la nueva nomenclatura sugerida para detallar la vigilancia del virus en el territorio nacional.