Rubén López y el recuerdo de Jorge Julio, su padre desaparecido

Rubén López es el hijo de Jorge Julio López, militante, víctima de desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar y sobreviviente, que declaró como testigo, ya con la democracia instaurada, en los Juicios por la Verdad donde finalmente se le dictó cadena perpetua al genocida Miguel Etchecolatz. Días previos a la declaración y sentencia, el 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López fue desaparecido sin dejar rastro alguno.

“Hoy estamos conmemorando lo que fue la dictadura y, en lo personal y particular, esta segunda desaparición en plena democracia que aún hoy en día no tenemos explicación, es lo más difícil de sobrellevar”, expresó Rubén Lopez en diálogo con Paloma Bokser y Nicolás Artusi en Imagen Positiva. “Son días que también tenemos que contar y transmitir las vivencias que hemos tenido nosotros como familia pero también como colectivo y país, a los más jóvenes, para que tengan las herramientas para poder prever este tipo de acciones y no vuelvan a pasar”, manifestó.

“Mi viejo era un tipo comprometido con la causa, con la lucha”, "dijo Rubén acerca de su padre, el vínculo con la militancia y su necesidad de exponer la verdad ante los tribunales de la Justicia. “Tenía esa necesidad de contar cómo había visto que mataban a Patricia Dell’Orto, a Ambrosio De Marco, Norberto Rodas, todos chicos jóvenes que estaban en la Unidad Básica, que todavía hoy se siguen buscando sus cuerpos”, expresó.

Rubén López es el hijo de Jorge Julio López, militante, víctima de desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar y sobreviviente, que declaró como testigo, ya con la democracia instaurada, en los Juicios por la Verdad donde finalmente se le dictó cadena perpetua al genocida Miguel Etchecolatz. Días previos a la declaración y sentencia, el 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López fue desaparecido sin dejar rastro alguno.

“Hoy estamos conmemorando lo que fue la dictadura y, en lo personal y particular, esta segunda desaparición en plena democracia que aún hoy en día no tenemos explicación, es lo más difícil de sobrellevar”, expresó Rubén Lopez en diálogo con Paloma Bokser y Nicolás Artusi en Imagen Positiva. “Son días que también tenemos que contar y transmitir las vivencias que hemos tenido nosotros como familia pero también como colectivo y país, a los más jóvenes, para que tengan las herramientas para poder prever este tipo de acciones y no vuelvan a pasar”, manifestó.

“Mi viejo era un tipo comprometido con la causa, con la lucha”, "dijo Rubén acerca de su padre, el vínculo con la militancia y su necesidad de exponer la verdad ante los tribunales de la Justicia. “Tenía esa necesidad de contar cómo había visto que mataban a Patricia Dell’Orto, a Ambrosio De Marco, Norberto Rodas, todos chicos jóvenes que estaban en la Unidad Básica, que todavía hoy se siguen buscando sus cuerpos”, expresó.

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Analía Kalinec, hija de un genocida, cuenta su historia familiar

Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias desobedientes, una agrupación de familiares de genocidas que rechazan el accionar de sus familiares durante la dictadura.Su padre, Eduardo Emilio Kalinec -ex comisario de la Policía Federal, conocido como el tenebroso "Doctor K"- actualmente cumple condena por delitos cometidos en el llamado Circuito ABO -acrónimo de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo.

En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Analía estuvo en diálogo con Ariel Aleart y Alejandra Martínez en el noticiero de IP. “Mi mamá me llama y me dice ‘no te asustes, papá está preso’. Yo no entendía”, cuenta la activista por los Derechos Humanos sobre el día en que comenzó a conocer la verdad sobre su padre. 

Analía concurrió a la universidad pública y poco a poco se alejó del camino de su familia. “Este posicionamiento tiene un costo emocional muy alto”, señala. “Fue un proceso oscuro, de mucha contradicción entre el mandato de lealtad familiar, frente a un deber social”, expresa sobre la decisión de repudiar públicamente a su padre y decidir militar por los DDHH.

“Yo me posiciono políticamente en el lugar de hija de un genocida para decirle ‘mirá, tu propia hija te repudia y yo desde este lugar te reclamo que cuentes lo que sabés’”, dice Kalinec. “Él sigue justificando lo que hizo”, señala y luego enfatiza en que “la reinserción social es inadmisible en estas personas que, como mi papá, conservan información importante y se niegan a decirla, acerca de dónde están los desaparecidos, qué pasó con los bebés nacidos en cautiverio. Siguen generando daño, eligen seguir guardando silencio”.

Podes ver IP Noticias primera edición, conducido por Ariel Aleart y Alejandra Martínez, de lunes a viernes de 7 a 9 de la mañana

Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias desobedientes, una agrupación de familiares de genocidas que rechazan el accionar de sus familiares durante la dictadura.Su padre, Eduardo Emilio Kalinec -ex comisario de la Policía Federal, conocido como el tenebroso "Doctor K"- actualmente cumple condena por delitos cometidos en el llamado Circuito ABO -acrónimo de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo.

En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Analía estuvo en diálogo con Ariel Aleart y Alejandra Martínez en el noticiero de IP. “Mi mamá me llama y me dice ‘no te asustes, papá está preso’. Yo no entendía”, cuenta la activista por los Derechos Humanos sobre el día en que comenzó a conocer la verdad sobre su padre. 

Analía concurrió a la universidad pública y poco a poco se alejó del camino de su familia. “Este posicionamiento tiene un costo emocional muy alto”, señala. “Fue un proceso oscuro, de mucha contradicción entre el mandato de lealtad familiar, frente a un deber social”, expresa sobre la decisión de repudiar públicamente a su padre y decidir militar por los DDHH.

“Yo me posiciono políticamente en el lugar de hija de un genocida para decirle ‘mirá, tu propia hija te repudia y yo desde este lugar te reclamo que cuentes lo que sabés’”, dice Kalinec. “Él sigue justificando lo que hizo”, señala y luego enfatiza en que “la reinserción social es inadmisible en estas personas que, como mi papá, conservan información importante y se niegan a decirla, acerca de dónde están los desaparecidos, qué pasó con los bebés nacidos en cautiverio. Siguen generando daño, eligen seguir guardando silencio”.

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El Presidente encabezó el homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

A un día de conmemorar los 45 años del último golpe de Estado, el presidente Alberto Fernández encabezó un acto donde homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, “un conjunto de mujeres que tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad”. A su vez, se les entregó el premio Juana Azurduy por la lucha en defensa de los Derechos Humanos.

En su discurso, el mandatario también se refirió a las y los jóvenes que no vivieron el terrorismo de Estado. “Muchos jóvenes no entienden la violencia perversa de la dictadura”, manifestó y señaló: “Hubo jóvenes que pagaron con su vida el solo hecho de pensar”. 

“En esa sociedad aterrada apareció un grupo de Madres a preguntar dónde estaban sus hijos. La verdad es que tuvimos una tragedia y esa tragedia tuvo a un grupo de mujeres plantándose con el amor”, expresó Fernández al entregarles los premios.

A un día de conmemorar los 45 años del último golpe de Estado, el presidente Alberto Fernández encabezó un acto donde homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, “un conjunto de mujeres que tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad”. A su vez, se les entregó el premio Juana Azurduy por la lucha en defensa de los Derechos Humanos.

En su discurso, el mandatario también se refirió a las y los jóvenes que no vivieron el terrorismo de Estado. “Muchos jóvenes no entienden la violencia perversa de la dictadura”, manifestó y señaló: “Hubo jóvenes que pagaron con su vida el solo hecho de pensar”. 

“En esa sociedad aterrada apareció un grupo de Madres a preguntar dónde estaban sus hijos. La verdad es que tuvimos una tragedia y esa tragedia tuvo a un grupo de mujeres plantándose con el amor”, expresó Fernández al entregarles los premios.

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La historia del Equipo Argentino de Antropología Forense y su rol después de la dictadura

Hace 45 años, las fuerzas armadas perpetraban el sexto golpe de Estado e inauguraban así la época más oscura y sangrienta que haya atravesado Argentina. El terrorismo de Estado, las desapariciones de personas, el robo de bebés, las violaciones sistemáticas a mujeres y las tantas otras formas de tortura eran prácticas cotidianas por parte de los militares y permanecían silenciadas de forma sistemática por un plan diseñado para mantener desinformada a la gente.

No fue hasta el nacimiento del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que la identidad y la dignidad de las víctimas de estos delitos de lesa humanidad pudieron ser devueltas en muchos casos, aunque no todos y todas todavía.

A comienzos de 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y las Abuelas de Plaza de Mayo solicitaron la asistencia de Eric Strover, director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), para saber qué pasó con los desaparecidos y los bebés robados. Ahora bien, fue uno de sus miembros, el Dr. Clyde Snow, uno de los antropólogos forenses más destacados del mundo, quien recurrió a arqueólogos, antropólogos y médicos para realizar las exhumaciones y los análisis de restos óseos con metodología científica, dando forma así al EAAF.

Desde entonces, múltiples investigaciones se han llevado a cabo y le han devuelto la identidad a miles de víctimas del terrorismo estatal. Incluso, el testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares fue crucial para demostrar científicamente el asesinato de los desaparecidos a partir del análisis de los restos recuperados de fosas clandestinas. 

Hoy el EAAF goza de un prestigio internacional sin iguales y su trabajo ha vislumbrado importantes hallazgos como el cuerpo de Ernesto “Che” Guevara y los soldados muertos en Malvinas. El Equipo también ha sido solicitado en investigaciones como el caso de Luciano Arruga, Santiago Maldonado, el atentado a la AMIA, la masacre indígena de Napalpí ocurrida hace más de un siglo, e incluso a nivel internacional, en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México.

Hace 45 años, las fuerzas armadas perpetraban el sexto golpe de Estado e inauguraban así la época más oscura y sangrienta que haya atravesado Argentina. El terrorismo de Estado, las desapariciones de personas, el robo de bebés, las violaciones sistemáticas a mujeres y las tantas otras formas de tortura eran prácticas cotidianas por parte de los militares y permanecían silenciadas de forma sistemática por un plan diseñado para mantener desinformada a la gente.

No fue hasta el nacimiento del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que la identidad y la dignidad de las víctimas de estos delitos de lesa humanidad pudieron ser devueltas en muchos casos, aunque no todos y todas todavía.

A comienzos de 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y las Abuelas de Plaza de Mayo solicitaron la asistencia de Eric Strover, director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), para saber qué pasó con los desaparecidos y los bebés robados. Ahora bien, fue uno de sus miembros, el Dr. Clyde Snow, uno de los antropólogos forenses más destacados del mundo, quien recurrió a arqueólogos, antropólogos y médicos para realizar las exhumaciones y los análisis de restos óseos con metodología científica, dando forma así al EAAF.

Desde entonces, múltiples investigaciones se han llevado a cabo y le han devuelto la identidad a miles de víctimas del terrorismo estatal. Incluso, el testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares fue crucial para demostrar científicamente el asesinato de los desaparecidos a partir del análisis de los restos recuperados de fosas clandestinas. 

Hoy el EAAF goza de un prestigio internacional sin iguales y su trabajo ha vislumbrado importantes hallazgos como el cuerpo de Ernesto “Che” Guevara y los soldados muertos en Malvinas. El Equipo también ha sido solicitado en investigaciones como el caso de Luciano Arruga, Santiago Maldonado, el atentado a la AMIA, la masacre indígena de Napalpí ocurrida hace más de un siglo, e incluso a nivel internacional, en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México.

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