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Participación: qué nos dice sobre el electorado la asistencia a las urnas
Las elecciones nacionales de 2023 se llevarán a cabo en medio de una caída en participación ciudadana en los comicios provinciales.
Los datos de cada votación llevan a pronósticos sobre el enojo como factor novedoso en el comportamiento electoral. Sin embargo, la comparación de los promedios nacionales con períodos similares y anteriores indica que no se trataría de una crisis de época, sino de un problema de representación que tiene antecedentes.
Voto en blanco, voto nulo y abstención
El nivel de asistencia a las urnas es la primera señal sobre el panorama de la participación ciudadana en elecciones. En este dato se contempla la abstención al voto, es decir, cuando los electores deciden no ejercer su derecho a votar, lo cual revelaría su descontento ante la oferta partidaria.
Pero hay otras formas de manifestar insatisfacción por las propuestas políticas. Una es el voto en blanco, es decir, el voto de un elector que introduce el sobre vacío en la urna. Aunque no va para ningún candidato, se computa como voto válido.
Por último, el voto nulo es el voto mal realizado. Éste queda excluido del escrutinio. Algunas causales para que el voto sea nulo son: poner dos boletas de candidatos diferentes, o marcar dos propuestas distintas en el sistema de boleta única; introducir elementos en el sobre; usar boletas no oficializadas o dañadas
Las elecciones provinciales como dato
La estadística disponible para medir el fenómeno de cara a las PASO nacionales es la que surge de las elecciones en las quince provincias que fueron a las urnas entre marzo y julio de 2023. La comparación más precisa sería con los datos de participación de esas provincias en los comicios de 2019.
El porcentaje de participación electoral se obtiene contrastar el porcentaje del padrón que fue a votar con el total. En Corrientes, por ejemplo, el 56,84% de los electores se acercaron a las urnas en las elecciones legislativas de 2023. Como en 2019 la concurrencia fue del 70%, la variación muestra una baja de 13,16% en la participación.
Si se aplica esa regla a nivel interprovincial, se ve que el promedio de participación bajó un 4,55% y el promedio de votos blancos y nulos aumentó un 2,34%. Los números abarcan distintas realidades: en San Luis, por ejemplo, la participación bajó un 16,46%, mientras que en La Pampa subió un 9,09%.
De esta manera, la suma entre la caída en la participación y la suba de votos nulos o en blanco revela una caída del 6,89% en lo que se denomina participación positiva, es decir, una baja leve en la cantidad de personas que se acercan a votar y, una vez ahí, eligen entre las opciones de la boleta.
La comparación histórica
Al tomar la variación del índice de participación positiva (concurrencia del electorado y emisión del voto) en las 15 provincias y compararlo con la diferencia entre periodos de cuatro años desde 1987, el resultado muestra que la fluctuación se mantuvo más o menos estable, con la excepción del 2003, año electoral posterior al estallido social del 2001.
Siguiendo esa idea, los indicadores previos a las PASO nacionales de 2023 muestran un proceso de retracción en el comportamiento electoral, pero no se acerca a los niveles de la crisis de hace veinte años.
Con información de Cenital.
Las elecciones nacionales de 2023 se llevarán a cabo en medio de una caída en participación ciudadana en los comicios provinciales.
Los datos de cada votación llevan a pronósticos sobre el enojo como factor novedoso en el comportamiento electoral. Sin embargo, la comparación de los promedios nacionales con períodos similares y anteriores indica que no se trataría de una crisis de época, sino de un problema de representación que tiene antecedentes.
Voto en blanco, voto nulo y abstención
El nivel de asistencia a las urnas es la primera señal sobre el panorama de la participación ciudadana en elecciones. En este dato se contempla la abstención al voto, es decir, cuando los electores deciden no ejercer su derecho a votar, lo cual revelaría su descontento ante la oferta partidaria.
Pero hay otras formas de manifestar insatisfacción por las propuestas políticas. Una es el voto en blanco, es decir, el voto de un elector que introduce el sobre vacío en la urna. Aunque no va para ningún candidato, se computa como voto válido.
Por último, el voto nulo es el voto mal realizado. Éste queda excluido del escrutinio. Algunas causales para que el voto sea nulo son: poner dos boletas de candidatos diferentes, o marcar dos propuestas distintas en el sistema de boleta única; introducir elementos en el sobre; usar boletas no oficializadas o dañadas
Las elecciones provinciales como dato
La estadística disponible para medir el fenómeno de cara a las PASO nacionales es la que surge de las elecciones en las quince provincias que fueron a las urnas entre marzo y julio de 2023. La comparación más precisa sería con los datos de participación de esas provincias en los comicios de 2019.
El porcentaje de participación electoral se obtiene contrastar el porcentaje del padrón que fue a votar con el total. En Corrientes, por ejemplo, el 56,84% de los electores se acercaron a las urnas en las elecciones legislativas de 2023. Como en 2019 la concurrencia fue del 70%, la variación muestra una baja de 13,16% en la participación.
Si se aplica esa regla a nivel interprovincial, se ve que el promedio de participación bajó un 4,55% y el promedio de votos blancos y nulos aumentó un 2,34%. Los números abarcan distintas realidades: en San Luis, por ejemplo, la participación bajó un 16,46%, mientras que en La Pampa subió un 9,09%.
De esta manera, la suma entre la caída en la participación y la suba de votos nulos o en blanco revela una caída del 6,89% en lo que se denomina participación positiva, es decir, una baja leve en la cantidad de personas que se acercan a votar y, una vez ahí, eligen entre las opciones de la boleta.
La comparación histórica
Al tomar la variación del índice de participación positiva (concurrencia del electorado y emisión del voto) en las 15 provincias y compararlo con la diferencia entre periodos de cuatro años desde 1987, el resultado muestra que la fluctuación se mantuvo más o menos estable, con la excepción del 2003, año electoral posterior al estallido social del 2001.
Siguiendo esa idea, los indicadores previos a las PASO nacionales de 2023 muestran un proceso de retracción en el comportamiento electoral, pero no se acerca a los niveles de la crisis de hace veinte años.
Con información de Cenital.